25 septiembre 2008

Ponencia Plan de estudios de la Licenciatura en Historia

Plan de estudios de la Licenciatura en Historia, Escuela Nacional de Antropología e Historia, 2007
Orlando O. Arreola Rosas
Ilihutsy Monroy Casillas

Ponencia presentada en el XXXIII Simposio de Historia y Antropología de Sonora.
Edición internacional, Hermosillo, Sonora, febrero 2008.
"La enseñanza de la Historia y las Ciencias Sociales"

La Licenciatura en Historia de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH) a veintiocho años de creada se encuentra inserta en un proceso de cambio y diagnóstico generales con miras a renovarse a través de la solución de algunos problemas que en este lapso han surgido.
Los inconvenientes referidos se revelan al interior de la institución educativa en el marco de la cotidianidad y los cuales están relacionados con los textos históricos, con la didáctica o la perspectiva teórica, con los espacios y también con la necesidad de una completa inclusión de la comunidad. Por tanto, se hace necesaria en esta discusión sobre el rumbo que se debe tomar la opinión de los estudiantes, de los trabajadores y profesores que posibilitan a la licenciatura.
Dichas dificultades también conciernen a la educación en general, a la profesionalización y al campo laboral del historiador, así como a una crisis social que en estos momentos lleva a preguntarnos para qué sirven los historiadores y cómo formarlos.
En ese aspecto, la ponencia plantea brevemente el desarrollo de los planes de estudio de esta Licenciatura para entender las justificaciones académicas y administrativas de los últimos cambios realizados y, finalmente, analiza los perfiles de ingreso y de egreso. Esto se inserta en la búsqueda de una reflexión completa que nos haga tomar conciencia de lo que significa participar en la formación de un investigador comprometido con la sociedad.

I. Los Planes de Estudio de la Licenciatura en Historia a partir de 1980
La enah, parte fundamental del Instituto Nacional de Antropología e Historia (inah), tiene una historia muy singular por los tantos reacomodos por los que ha atravesado, no sólo de espacios físicos sino también respecto a las diversas configuraciones orgánicas internas.
La maestría en Historia comenzó por impartirse mediante un convenio de colaboración entre la enah, El Colegio de México y la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) a partir de 1943, y dio por resultado el primer programa académico de enseñanza de Historia en México, cuyo fundamento teórico y metodológico emanado del positivismo francés y el historicismo alemán, fue el intento de conocer la Historia de América, antes que la historia nacional. Cabe señalar que en aquellos años, el órgano que concentraba la enseñanza de la historia en América era el Instituto Panamericano de Geografía e Historia, dirigido por Silvio Zavala.
En 1953, después de la ruptura de dicho convenio, la enah se quedó sin Historia hasta su reaparición formal en el año de 1980.[1] Sin embargo, desde esos momentos, la enseñanza de la Historia en la Escuela estuvo asociada invariablemente a las otras ciencias sociales como la Antropología Física, la Etnología, la Arqueología y la Lingüística. Hipotéticamente pensamos que a ello se debió, entre otros factores, la creación de la carrera de Etnohistoria en 1954.
La nueva licenciatura de la década de los ochenta nació en un ambiente propicio, ya que la Escuela cumplía cincuenta años en un proceso de reflexión muy completo acerca de la historización de la Antropología que se entendió desde la polémica entre el viejo indigenismo que pretendía incorporar al indio a la vida y cultura nacionales y la nueva postura marxista que subrayó que el indio ya estaba inserto en los procesos nacionales sólo que subordinado y explotado.
Por eso, era una escuela revolucionaria, donde los planes de estudio contaban en gran cantidad con la perspectiva marxista por lo que tenía, desde nuestro punto de vista, una gran potencialidad creadora. Las reflexiones habidas en la Licenciatura en Antropología Social definieron como necesaria la conformación de un espacio para repensar la historia como disciplina.
El Plan de Estudios de 1980 es, entonces, un hijo de su tiempo: contiene mucho marxismo. Pero se complementaba con la participación de Guy Rozat y su propuesta de acercamiento a la historia cultural en la versión de la Escuela de los Annales. Sin embargo, este plan no pudo prosperar ni tener los frutos esperados, debido sobre todo a la falta de profesores adecuados que entendieran el espíritu del proyecto del plan de estudios.
Para 1991 los profesores de tiempo completo hicieron una breve evaluación de este plan empujados por un proceso institucional de la propia enah. El director Manuel Gándara propuso un proyecto de reestructuración, pero no sólo de los planes de estudio de las siete licenciaturas que fueron revisados y modificados, sino también de la propia normatividad y organización de la enah. Todo ello se posibilitó a partir de un Congreso que permitió la discusión y participación de toda la comunidad con la aportación también, en foros internacionales, de académicos especialistas en las materias, las conveniencias pedagógicas de llevar a cabo ciertas reestructuraciones.
De esta forma, se le dio un nuevo sentido a la Antropología y a la Historia. A esto se debe que hubiera una gran pluralidad de corrientes teóricas en el Plan de Estudios de Historia: no sólo Marxismo, sino también Positivismo, Annales, Historicismo, Hermenéutica y un análisis de las propuestas de la Escuela de Frankfurt.
En el año del 2002 se realizó la última modificación al mapa curricular, el cual resultó un añadido de horas y créditos. Ello significó que el plan se mantenía tal como se definió para los años noventa.
Después de esta reestructuración y modificación pero sobre todo con la aplicación de este curriculum a diversas generaciones, se hicieron evidentes algunas dificultades y omisiones. Por ejemplo, había contenidos mínimos que causaban confusiones; faltaba claridad en algunas materias obligatorias al estar localizadas en ciertas áreas y sub-áreas; las materias optativas tenían objetivos ambiguos por lo que se terminaba impartiendo un asunto muy diferente del planeado; faltaba una clara definición de Historiografía; existían anacronismos; y finalmente, se incumplían la mayor parte de los objetivos de la licenciatura.[2]
Con mayor fuerza a partir del año 2006, en la enah se abrió la discusión respecto al proyecto de Reestructuración Curricular que, hay que decirlo, no ha recibido apoyo por parte de toda la comunidad de la Escuela debido a su aparición como un proyecto oficioso de algunos órganos de la Secretaría de Educación Pública (SEP).
Aunque se piensa que estos procesos de reestructuración son la panacea y que vendrán a resarcir y solucionar algunos rezagos educativos, esto no es completamente cierto ya que falta por discutir el contexto más amplio de estas transformaciones, el que debiera contener el conocimiento y la aprobación del proyecto educativo nacional de todos los niveles que lo conforman. Si no es de esta forma, se vuelve un poco incomprensible y atomizado el rumbo de dichas modificaciones y del sistema educativo en general. Son soluciones parciales que no miran de conjunto a la enseñanza de la historia en el país.
De esta manera, el desarrollo de los planes de estudio de la licenciatura en Historia de la enah se podría resumir en cuatro fases. La primera corresponde a la necesidad nacional de la enseñanza de la disciplina histórica; la segunda atañe a la creación del plan dentro de un contexto autogestivo marxista de los años ochenta y que nos remite a un mito fundacional; la tercera etapa es la reestructuración no sólo de los planes de licenciatura sino con el propósito de crear una nueva escuela, con el significado que reviste “nueva escuela” en el contexto de los años noventa, debido sobre todo a una necesidad institucional interna pero también a una reflexión completa sobre la historia y la antropología. Finalmente, la última etapa a partir del año 2000 donde los requerimientos externos sin una completa definición impulsaron caóticamente un cambio curricular con la promesa de más recursos y apoyos económicos.


II. El Plan de Estudios de 2007: justificaciones
Como ya se ha indicado, desde el año del 2000 comenzó a discutirse el Programa Integral de Fortalecimiento Institucional (pifi) en la Escuela con el interés de plantearse su inclusión. Pero a pesar de los distintos foros con especialistas, los cursos - talleres así como los avances que se han tenido, es necesario subrayar que este proceso no ha involucrado a toda la comunidad.[3] A comparación de los dos anteriores momentos del plan de estudios, no ha podido conseguir adhesión o siquiera generar una discusión seria en cada licenciatura.
Después de unos cuantos meses de trabajo, pero sobre todo a esa presión externa que ya hemos aludido y que aumentó debido a las elecciones y el cambio de director de la Escuela a fines del año pasado,[4] los encargados del proyecto de reestructuración de la licenciatura hicimos un diagnóstico del plan de estudios y de esta forma convocamos en distintos foros a una discusión amplia de este asunto.[5]
De este trabajo surgió una propuesta de mapa curricular que, no nueva, fortalece la reestructuración de 1991. Dicho documento fue avalado por los Consejos Académico y Técnico, así como por la Academia de la licenciatura y presentada ante la sep a fines del año pasado. Dicho mapa curricular se está haciendo operar a partir de este semestre a la nueva generación que recién ingresó a la Escuela.
Aunque no estamos contentos con el modo en cómo se llevó a cabo esta última modificación al plan de estudios y no estuvieron de acuerdo todos, la licenciatura en Historia permitió que participara la mayor parte de la comunidad, logrando mejores resultados que en otras licenciaturas de la propia enah.
El diagnostico realizado para el proyecto de Reestructuración Curricular 2006 - 2007[6] nos permitió llegar a la conclusión de que aunque hay puntos débiles en la Licenciatura también hay una estructura muy completa que había que acentuar.
Los mayores problemas a los que se enfrentaban los estudiantes eran los correspondientes a las optativas y a la ubicación de algunas materias. Esto es, al momento de inscribir una optativa teórica era suplida en realidad por una clase con contenidos de ciencias auxiliares, y las de especialización lo eran por asignaturas de distintas temáticas. En cuanto a la ubicación por ejemplo, nos encontrábamos que en un semestre dedicado en su mayoría al siglo XIX, se localizaba una materia del XX creando confusiones y anacronismos.
Por eso, el plan de estudios 2007 continúa con las cuatro áreas Teórica, Informativa, Investigación e Interdisciplinaria y de Especialización, y de esta forma sólo busca reorganizar algunos espacios y temas.
El área teórica esta formada por dos sub - áreas: Teorías de la Historia e Historiografía. En ella se discuten las diversas propuestas teóricas e historiográficas, y donde se brinda el panorama básico de las corrientes teóricas parte aguas para la historia (con un total de siete materias) complementándose con las optativas teóricas, las cuales sirven para profundizar en dichos temas. En esta sub - área se aumentó una materia optativa y se eliminaron las materias de Estudios de Asia y África y de América Latina, las cuales se trasladaron a otra área.
En cuanto a la sub - área de Historiografía, está formada por siete materias, y permite un análisis de la producción historiográfica a lo largo de la historia. Tiene como única modificación el reacomodo de las últimas dos materias, ya que Historiografía Contemporánea I y II se atrasan por un semestre para que se emparejen los periodos abordados en un mismo semestre.
El Área informativa está integrada por tres sub - áreas: Historia de México, Historia de Europa e Historia del Mundo. La dedicada a México, consta de ocho materias, y permite un conocimiento más profundo del proceso histórico de México y los mexicanos. En este rubro no hubo ningún cambio.
Las sub - áreas de Historia de Europa e Historia del Mundo, están organizadas en torno al proceso histórico mundial para poder contextualizar de forma pertinente lo sucedido en México. Aunque tres materias aparecen como de nueva creación, realmente están reubicadas, y caso especial es el de América Latina que se divide en dos materias para poder profundizar en la información histórica de esta región.
Respecto al Área de Investigación, ella está constituida por las sub - áreas de Investigación y metodología y Ciencias auxiliares. La primera, contiene seis materias, y busca dotar de herramientas metodológicas y permitir espacios para la investigación histórica. En ésta, se reunieron las sub - áreas de Investigación y Metodología, por lo que algunas materias cambiaron de ubicación, disminuyeron sus objetivos y se acortaron en créditos.
La sub - área de Ciencias Auxiliares está integrada sólo por cuatro materias, las cuales contribuirán al desarrollo de habilidades básicas para los historiadores. Dedicadas a la Diplomática de códices así como a la de documentos coloniales y paleografía, también tiene otras dos optativas. Apegado al Plan de Estudios 2002, esta sub-área es renombrada como Ciencia auxiliar por la función que deberá tener.
Finalmente, el Área Interdisciplinaria y de Especialización está formada por siete materias que buscan mejorar el desempeño de nuestros estudiantes, permitirá nuevas discusiones y los especializará –de acuerdo con lo propuesto por el inah y la enah. De esta forma tendrán acceso a una formación sobre el patrimonio cultural, en difusión y en enseñanza de la Historia. Existen materias optativas que podrán ampliar los conocimientos históricos que el estudiante considere necesario para su formación superior o se podrá acudir a cursar materias de las otras seis licenciaturas o de otras instituciones educativas.
Por tanto, los cambios al anterior Plan de Estudios implican:
1) Apuntalar objetivos que no se llevaban a cabo, sobre todo en el aspecto de la especialización del historiador, acorde con las necesidades del inah pero en un sentido más amplio, con toda la sociedad. Estas son las especializaciones de patrimonio cultural, así como difusión y enseñanza de la historia, pero sin disminuir en un ápice la formación como investigador.
2) Consolidar materias que doten a los estudiantes de información respecto a algunos espacios y periodos casi olvidados como las materias de Asia y África y América Latina en el siglo XIX y XX. 3) Lograr una mayor profundidad teórica, metodológica y de técnicas, que incluye no sólo reuniones o encuentros internacionales para discutir temáticas teóricas[7] sino también impulsar a los tesistas a discutir sobre sus temas de investigación.[8]
A diferencia de las otras academias, la licenciatura en Historia se ha acercado a los estudiantes mediante encuestas y reuniones con los representantes de grupo así como con los profesores tiempo completo para preguntarles qué piensan sobre la licenciatura en general, qué cambios propondrían, etcétera.
Para que se cumplan los objetivos siempre anhelados en el Plan de estudios, se debe subrayar la existencia de dos elementos curriculares. El primero es la existencia de materias que cubrirán los objetivos de forma directa. Estos son: para el objetivo de la Investigación las materias del sub - área de Investigación, como los Proyectos de Investigación Formativa; Introducción a la Investigación histórica y Diseño de Investigación. Para el objetivo de Difusión de la Historia, la materia de Especialización II: Difusión de la Historia. Para el objetivo de Conservación (del Patrimonio Cultural), la materia Especialización I: Patrimonio Cultural. Y de Docencia, la materia de Especialización III: Docencia. Estos tres últimos serán complementados por las Ciencias Auxiliares.
A través de la estrategia de los contenidos mínimos se habilitarán algunas asignaturas que también dirijan al estudiante hacia el cumplimiento de los cuatro objetivos: se dispondrá en algunas de ellas un tiempo para que puedan presentar una clase en el aula; o que hagan una investigación pertinente o que difundan un tema en particular. De esta forma, 25 materias tenderán hacia la docencia; 10 hacia la investigación y cuatro hacia la difusión de la historia y patrimonio cultural.
Aunque se indica que en los contenidos mínimos de 25 materias tienden a una preparación del estudiante hacia la docencia, hay que aclarar que esto estará determinado por la libertad de cátedra así como por el tiempo dedicado a la presentación de una o dos clases por alumno o por equipo. No debe olvidarse sin embargo, que en aras de una buena clase debe estar sustentado en una investigación, convirtiéndose el aula sólo en un pequeño espacio para materializar el conocimiento profundizado.[9] Y respecto a la materia de especialización de técnicas docentes, la materia buscará fomentar las “formas efectivas de proyección del conocimiento histórico, no sólo en la perspectiva didáctica, que también es importante, sino fundamentalmente en el análisis epistemológico de la historia”.[10]
De esta forma, se logró consolidar un plan de estudios de la licenciatura en Historia de la enah con tendencia a la formación completa y eficaz de historiadores a través de la obtención de información, habilidades y capacidades básicos para cualquier historiador, el cual deberá de ser seguido por los profesores de tiempo completo y hora semana mes (o de asignatura) para lograr que los estudiantes saquen el mejor provecho posible.

III. Perfiles de ingreso y egreso
Una vez planteado el tipo de formación académica que supuestamente se obtendrá en esta licenciatura vale la pena hacernos algunas preguntas sobre los estudiantes que se convierten en los receptores inmediatos del plan de estudios. Porque los estudiantes llegan con conocimientos y esperanzas que también se incorporan en la propia licenciatura, a lo que los pedagogos han tenido por bien llamar el curriculum vivido.
La primer pregunta que surge es ¿Con qué nivel de formación ingresan estos alumnos? Se hace necesario conocer al estudiante real que estudia dentro de esta licenciatura y no al ideal. Por ello, se realizó una encuesta[11] donde se incluyó a la mayor parte de éstos y de esta forma se pudieron obtener algunas cifras de los institutos de donde provenían para lograr acercarnos a este perfil real.[12]
Esta encuesta señaló que los estudiantes provienen tanto de preparatorias incorporadas a la unam, como de Colegio de Bachilleres y Preparatorias Abiertas. Después de comparar los perfiles de egreso en ese nivel educativo se consideró en solicitar como requisitos de ingreso, habilidades y conocimientos acordes con esta situación (véase tabla 1).
El perfil de ingreso, por tanto, quedó de la siguiente manera: Facilidad de expresión oral y escrita, así como de lectura, Manejo de información bibliográfica así como conocimientos, lenguajes, métodos y técnicas básicas de investigación, y Conocimientos de Historia, Geografía, Sociología y Antropología.
Nuestras licenciaturas ahora tienen otro problema: después de las disminuciones de los contenidos de historia en los niveles medio básico y medio superior del año 2005 y 2006, los estudiantes tendrán ahora menor conocimiento de la información resultado de la ciencia histórica. Poco a poco se va dibujando el objetivo de las licenciaturas ya que aparecen sólo como asuntos de remedio, de formación y no de desarrollo de las ciencias sociales.
En el caso de la enah esto se dificulta un poco más, debido a que en muy pocas instituciones y programas se disponen de conocimientos sobre la antropología e historia. Atendiendo a estos problemas, desde los años setenta se ha venido impartiendo un Curso Propedéutico en la Escuela que sirve no sólo como medio de selección de los alumnos que desean ingresar sino también como medio de mostrarle de forma rápida al interesado un panorama general de los objetivos y métodos de las siete licenciaturas que se imparten en la Escuela. Cada año intentan ingresar a nuestra licenciatura unos 200 alumnos de los cuales sólo son aceptados 80.
Después de que transcurren los cuatro años de estudio, otras preguntas surgen. ¿Cuántos estudiantes egresan?, ¿Cómo lo hacen? ¿Son convenientes las habilidades, conocimientos y técnicas que se les enseñan y que se disponen en el plan de estudios?
Así, mencionaremos que las cifras con las que contamos hasta ahora muestran sólo la relación entre matriculados por generación y los titulados, pero no a los egresados que concluyeron ya la totalidad de sus créditos (véase tabla 2). Sin embargo, es evidente a partir de las datos de titulados que no todos logran aplicar de inmediato los conocimientos obtenidos en la licenciatura.
Nuevamente como en el año 1991, la cantidad de titulados aporta otro elemento para hacer una evaluación del plan de estudios de la licenciatura ya que el número no es muy alto. Entre los años de 1996 y de 2007 hay un total de 91 titulados correspondientes a las generaciones de 1991 al 1999.[13]
Esta debilidad expresada en un menor número de tesis y titulados no puede paliarse con aprobar y titular aún a los reprobados. Por tanto, se deben fortalecer y eliminar las debilidades a partir de otros caminos, como buscar apoyo interinstitucional, hacer un seguimiento no sólo del estudiantado sino del profesorado, hacer más foros para que los estudiantes participen y proponer a partir de esta generación los mecanismos para evaluar y dar un seguimiento al plan de estudios.
El perfil de egresado ha tenido que modificarse y ampliarse a partir de un análisis del fortalecimiento del plan de estudios con lo cual quedó de tal forma: Elaborar un proyecto de investigación; Clasificar y sistematizar la información recopilada en bibliotecas, hemerotecas y archivos; Interpretar los procesos históricos con base en una teoría y una metodología científica; Enseñar o impartir los conocimientos históricos; Redactar artículos, ensayos y libros; Preparar guiones de radio y televisión; Entrevistas a quienes, mediante sus recuerdos, aportan una visión del pasado; Organizar bancos de datos para agilizar procesos y elaborar catálogos de documentos que ayuden a ubicar fuentes y su divulgación pública; Conocer y comparar los diferentes procesos históricos mexicanos y mundiales; Analizar la problemática respecto al patrimonio cultural de la Nación.
Los perfiles de ingreso y egreso que presentamos son el resultado de la adecuación de este plan de estudios que aunque no es nuevo viene a disminuir las debilidades que con el tiempo se venían observando y ampliando.

IV. Conclusiones
Este último proceso de reestructuración, que como indicamos no es tal sino que se reduce a una adecuación, nos ha permitido preguntarnos diversos asuntos. Por ejemplo, ¿cuándo es el momento conveniente para realizar estas modificaciones?, ¿cuando la necesidad lo imponga o cuando haya presiones institucionales? Esto es, ¿sólo deben hacerse cuando aparecen los estímulos financieros?
Ello por supuesto implica que nos preguntemos sobre los sujetos que reciben estos planes modificados ¿a quiénes nos debemos? Parece que esa prontitud con que se exigen las modificaciones a los planes de estudio no consideran el desarrollo de la ciencia histórica, tampoco el papel de las instituciones en asuntos nacionales e internacionales, ni la misión y compromiso de los historiadores con los alumnos o con la sociedad.
Este análisis de los planes de historia también revela otro proceso histórico, el de los valores de la enseñanza. Por ejemplo, en la primera etapa aludida (los años cuarenta) lo fundamental era la historia del continente porque se creía que en ella estaban contenidas las historias nacionales; en los años ochenta, el valor era la transformación revolucionaria de la realidad; en los noventa sólo un compromiso en el sentido de crear profesionales con un utillaje teórico-metodológico. ¿Cuál sería el valor que distingue esta nueva etapa?
La manera de hacer funcionar un plan de estudios en Historia a nivel licenciatura no puede rehuirle a la necesidad, responsabilidad y compromiso de crear investigadores, y por eso de apoyar las investigaciones. Se convierte en indispensable en dotar de mejores técnicas de estudio y de investigación y apoyar a las materias que definen e investigan la tesis. Por eso, creemos que no es oportuno titular con servicio social, debido a que los historiadores se deben –en todos los espacios—a la investigación.
Este proceso de reestructuración está respondiendo ahora a otra lógica que demuestra otro proyecto nacional de educación superior y que incluye no sólo a la enah sino también al inah así como a otras instituciones de cultura y educación superior del país. De esta forma, consideramos que mirar el plan de estudios de la Escuela nos permite observar la relevancia de la historia y de la formación de historiadores y a su vez hacer reflexiones que nos permitan extender nuestra percepción del mundo a partir no sólo de datos sino también de transformaciones sociales.

*Nota: En esta versión virtual se eliminaron las tablas.

V. Bibliografía
ARREOLA ROSAS, Orlando O. y Juan de Dios Quintana Vista, La enseñanza de la Historia en la Escuela Nacional de Antropología e Historia (1937-1985), Tesis de Licenciatura en Historia, México, Escuela Nacional de Antropología e Historia, 2001.
ARREOLA ROSAS, Orlando O. e Ilihutsy Monroy Casillas, “Diagnóstico de la Licenciatura en Historia, ENAH”, inédito, 2007.
ARREOLA ROSAS, Orlando O. e Ilihutsy Monroy Casillas, “Entre el rediseño y el fortalecimiento. La Licenciatura en Historia de la Escuela Nacional de Antropología e Historia, 1980-2000”, en: Elva Rivera Gómez y Teodolinda Ramírez Cano (coordinadores), La enseñanza de la Historia ante los procesos de evaluación, Publicación electrónica, Puebla, Benemérita Universidad Autónoma de Puebla-Universidad Autónoma de Tlaxcala, 2007.
ARREOLA ROSAS, Orlando O. e Ilihutsy Monroy Casillas, “Las tesis de Licenciatura en Historia de la Escuela Nacional de Antropología e Historia”, en: Elva Rivera Gómez y Teodolinda Ramírez Cano (coordinadores), La enseñanza de la Historia ante los procesos de evaluación, Publicación electrónica, Puebla, Benemérita Universidad Autónoma de Puebla-Universidad Autónoma de Tlaxcala, 2007.
JIMÉNEZ ZALDIVAR, Ma. Elena, Jaime Cedeño Nicolás, Gumersindo Vera Hernández Juan Carlos Cortés Ruíz (coordinadores), Rediseño curricular, México, Escuela Nacional de Antropología e Historia, 2006.
MONROY CASILLAS, Ilihutsy, María Chía Guerrero y Cecilia Medina, “Encuesta a los estudiantes de la Licenciatura en Historia, ENAH”, inédito, 2007.
MONROY CASILLAS, Ilihutsy y María Chía Guerrero, “Los alumnos y el plan de estudios de la Licenciatura en Historia de la ENAH”, ponencia presentada en las 4tas. Jornadas de Historia de la ENAH, inédita, 2007.
QUINTINO, Pedro, “La investigación formativa en la licenciatura de Historia”, en: Pedro Quintino y Teresa de Jesús Pacho (coordinadores), Entre el tintero y el papel. Encuentro de tesistas, México, Escuela Nacional de Antropología e Historia – Cuerpo Académico de Antropología e Historia Contemporánea de América Latina y el Caribe.
SÁNCHEZ QUINTANAR, Andrea, Reencuentro con la Historia. Teoría y praxis de su enseñanza en México, México, Facultad de Filosofía y Letras – Universidad Nacional Autónoma de México, 2002.
SORIA NICASTRO, Óscar, “Docencia e investigación en la universidad latinoamericana. ¿Por qué esperar hasta el posgrado?” en: Porfirio Morán Oviedo (compilador), Docencia e investigación en el aula. Una relación imprescindible, México, Centro de Estudios sobre la Universidad – Universidad Nacional Autónoma de México (Pensamiento Universitario Tercera época 92), 2003.
VERA HERNÁNDEZ, Gumersindo, José Pantoja Reyes, María Xóchitl Domínguez Pérez, Orlando Arreola Rosas (coordinadores), Los historiadores y la Historia para el Siglo XXI: Homenaje a Eric J. Hobsbawm. 25 años de la Licenciatura de Historia, México, Conaculta-Instituto Nacional Antropología e Historia, 2006.
VERA HERNÁNDEZ, Gumersindo, José Pantoja Reyes, Rubén Espinosa Cabrera y Guy Rozat Dupeyron (editores), Medievalidades I, México, Escuela Nacional de Antropología e Historia - Graphen, 2006.
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VERA HERNÁNDEZ, Gumersindo (coordinador), Memorias. Primeras Jornadas de Análisis. Haciendo Historia desde la ENAH, Agosto 2002, México, Escuela Nacional de Antropología e Historia, 2003.
VERA HERNÁNDEZ, Gumersindo (coordinador), Segundas Jornadas de Análisis. Haciendo Historia desde la ENAH. Memorias. Julio 2003, México, Escuela Nacional de Antropología e Historia, s/f.
VERA HERNÁNDEZ, Gumersindo (coordinador), Terceras Jornadas de Historia 2005, México, Escuela Nacional de Antropología e Historia, s/f.

Notas
[1] ARREOLA ROSAS, La enseñanza, pp. 121-139.
[2] De esto ya se ha hecho referencia en ARREOLA ROSAS, Entre el rediseño.
[3] JIMÉNEZ ZALDIVAR, Rediseño.
[4] El cual, por cierto, todavía no se resuelve satisfactoriamente para toda la comunidad. [Febrero 2008]
[5] ARREOLA ROSAS, Diagnóstico.
[6] ARREOLA ROSAS, Diagnóstico.
[7] VERA HERNÁNDEZ, Diálogos; VERA HERNÁNDEZ, Los historiadores; VERA HERNÁNDEZ, Medievalidades.
[8] QUINTINO, La investigación, VERA HERNÁNDEZ, Memorias; VERA HERNÁNDEZ, Segundas; VERA HERNÁNDEZ, Terceras.
[9] SORIA NICASTRO, Docencia.
[10] SÁNCHEZ QUINTANAR, Reencuentro, pp. 268.
[11] MONROY CASILLAS, Encuesta.
[12] MONROY CASILLAS, Los alumnos.
[13] ARREOLA ROSAS, Las tesis.

Ponencia Entre el rediseño y el fortalecimiento

“Entre el rediseño y el fortalecimiento.
La Licenciatura en Historia de la
Escuela Nacional de Antropología e Historia,
1980-2000.”
Hist. Orlando O. Arreola Rosas
Profesor Investigador, ENAH
Hist. Ilihutsy Monroy Casillas
Profesora Hora-Semana-Mes, ENAH

Ponencia presentada en el II Encuentro Nacional de Licenciaturas en Historia perteneciente a Instituciones de Educación Superior Públicas “La enseñanza de la Historia y los procesos de evaluación” Mesa 1: La modernización de Planes y programas de estudios, Puebla, Puebla, noviembre 2007.

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Entre el rediseño y el fortalecimiento.
La Licenciatura en Historia de la
Escuela Nacional de Antropología e Historia,
1980-2000

Introducción
Esta ponencia hace una breve remembranza de los distintos planes de estudio que se han utilizado en el programa de Historia de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH) con el objetivo de centrar la discusión en torno a la enseñanza de la Historia y los procesos de evaluación a los que ha sido sometida la propia licenciatura y la ENAH.
Para ello se ha dividido la ponencia en cuatro secciones. La primera muestra la interrelación entre el INAH, la ENAH y los objetivos de la Licenciatura en Historia. La segunda plantea el origen del programa de Historia en los años ochenta y su propuesta, lo cual está estrechamente relacionado con la tercera parte, ya que como resultado inmediato del diagnóstico sobre ese proyecto está el Plan de Estudios vigente. Finalmente, el último refiere el diagnóstico que hemos hecho en este año y que propone un balance de la propia licenciatura y sus participantes, ya que en estos momentos estamos en un proceso de reestructuración curricular[1].

1. El INAH y la ENAH.- Objetivos fundamentales y su incorporación en la licenciatura en Historia
A partir de la creación del INAH el 3 de febrero de 1939 y aún con la modificación a su Ley Orgánica en 1985, se estableció como función sustantiva la investigación científica y artística alrededor del patrimonio cultural de la nación. En 1985 se añadió que para conseguir ello, el INAH debería “Impartir enseñanza en las áreas de Antropología e Historia, conservación, restauración y museografía, en los niveles de técnico-profesional, profesional, de posgrado y de extensión educativa, y acreditar estudios para la expedición de títulos y grados correspondientes”[2]. La escuelas nacionales de Antropología e Historia y de Conservación, Restauración y Museografía serían así, las encargadas de estas tareas.
Siguiendo esta línea, la propia ENAH en su Reglamento indica que “será su función formar profesionales de la Antropología y de la Historia de alto nivel académico, comprometidos con la investigación, enseñanza, defensa, custodia y difusión del patrimonio cultural nacional tangible e intangible”[3], y se complementa con otro artículo el cual señala que “los planes de estudios de todas las licenciaturas incluirán obligatoriamente un área de investigación, de la que formarán parte los proyectos de investigación formativa”[4].
La licenciatura en Historia, por tanto, está en un camino paralelo al de la Escuela y al del Instituto: crear profesionistas de la Historia que se desempeñen como investigadores, pero también como difusores, docentes y conservadores del patrimonio cultural. Sin embargo, estos objetivos no se obtuvieron de una forma lineal, sino que a través de una historia ardua logró forjarlos.
Algunos de los elementos que conforman esta historia son los siguientes. Desde los años treinta la licenciatura en Historia estuvo entre tres instituciones, El Colegio de México, la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México y el Museo Nacional de Arqueología, Historia y Etnografía –antecedente directo de la ENAH. Finalmente se quedó en la UNAM a nivel licenciatura y en El Colegio a nivel postgrado[5].
La ENAH entonces, estuvo conformada por las licenciaturas y maestrías en Antropología Física y Social, Arqueología, Etnohistoria y Lingüística. Para fines de los años 80, ya instalados en su nuevo espacio en el edificio de Cuicuilco, no sólo autoridades sino también un grupo de profesores y estudiantes de la ENAH tuvieron la necesidad imperiosa de repensar al patrimonio cultural y a las comunidades con una perspectiva histórica, lo cual incidió directamente en la creación de la licenciatura en Historia y de Etnología[6]. A partir de entonces, una nueva perspectiva histórica surgió.

2. El Plan de Estudios de 1980
La propuesta de la Licenciatura en Historia de 1979-1980 estaba estrechamente ligada a lo que se revisaba en las demás licenciaturas de la ENAH. Con una visión crítica y un alto contenido teórico marxista, se buscaba explicar los fenómenos sociales y económicos con una tendencia revolucionaria, la cual no fue lineal ni homogénea en su práctica.
De esta forma, el Plan de estudios quedó organizado en “cuatro áreas en las que se incorporan la totalidad de las asignaturas: Área Informativa, Área teórica, Área de Economía Política y Área de Investigación. El Área Informativa se subdivide, a su vez, en Historia de México e Historia Universal... El Área de Economía Política, por su parte, y en comparación con las otras áreas del Plan, se estructuró de manera desorganizada... las materias se delimitaron a la lógica de zonas geográficas para el estudio de Asia y África, China, el Medio Oriente, etc., ... El Área Teórica estaba conformada por dos subáreas: Formación Teórica e Historiografía”[7].
De esta forma, “el objetivo principal del Plan de Estudios de 1980 fue propiciar en el estudiante la reflexión sobre la Historia de México y que ésta naciera de su ejercicio como investigador”[8]. Estaba estructurado con una orientación marxista pero al sumarse algunos profesores de línea diversa, se negoció la inclusión de la historiografía francesa y fundamentalmente los Annales braudelianos[9]. Entre los fundadores y planificadores del curriculum en Historia están los doctores Guy Rozat, Hilda Iparraguirre y Pablo Montero.
“El Plan de Estudios se caracterizó por una óptica materialista amalgamada de contenidos conceptuales y teóricos, como por ejemplo el tratamiento de estructuras, de horizontes culturales, periodizaciones historicistas que privilegian los eventos políticos, tiempo histórico estructural que implicaba el manejo de la larga duración donde discurren las coyunturas, la mediana y corta duración, etcétera, que para la época de construcción de la carrera, por novedosa, eran poco inteligibles tanto para el alumnado como para algunos profesores”[10].

3. El Plan de Estudios de 1991, resultado de un largo debate
Aunque al Plan de estudios se le habían hecho pequeñas modificaciones en varias ocasiones, para 1990 estaba vigente el proyecto de 1986, que era realmente el de 1980. Con un total de 320 créditos, contaba con las Áreas de Historia de México, Historia Universal, Economía Política, Formación Teórica, Metodológica y de Apoyo, pero que ya no satisfacían más a los profesores y que por sus escuetos resultados (un sólo titulado para 1991) hacían reflexionar sobre las perspectivas de la licenciatura[11].
A partir de un diagnóstico se llegó a la conclusión de que el Plan era el causante de los males: era tradicional, no existía relación de las materias del mismo semestre y había debilidades metodológicas. Además, el excesivo número de materias (48 en total) suponía al alumno de tiempo completo y en un papel pasivo, de memorización y no de creación. Se consideraba que el plan tenía “una seria deficiencia formativa ya que ese afán por cubrirlo “todo” se ha quedado en los aspectos formales-formativos, marginando a la necesidad de dotar al alumno de una amplia capacidad de trabajo personal extra-escolar y al desarrollo de sus aptitudes para el trabajo grupal o colectivo”[12].
De esta forma, se decidió que el perfil de egreso debería determinar los cambios que se harían al Plan de estudios, y así se contemplaron “las tareas que actualmente desempeñan los historiadores en el ejercicio de la profesión y de las posibilidades que presenta el mercado de trabajo” tanto como “las necesidades que tiene el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y el país de estos profesionistas”[13].
Después de tres años en que duró una larga discusión en foros y en otros espacios, el Plan de Estudios de 1991 es resultado de varias negociaciones entre distintas corrientes historiográficas y teóricas, defendidas al interior de la Academia por los profesores de tiempo completo, así como la participación de muchos otros profesores hora semana mes y estudiantes.
Por tanto, el Plan de Estudios 1991 quedó conformado en las Áreas Teórica (subdividida en Teorías de la Historia e Historiografía), Informativa (subdividida en Historia de México y Europa y el Mundo), Investigación (subdividida en Metodológica e Investigación) y de Extensión; pero con un total de 280 créditos.
El objetivo del plan, arguye dicho documento, es “la formación de profesionistas que pueden desempeñarse en el oficio de historiador, investigando, enseñando y difundiendo la historia de México y de otras sociedades desde una perspectiva crítica”, para lo cual “la curricula debe proporcionar, de acuerdo a las características generales de los estudiantes y el perfil del egresado, los conocimientos teóricos y prácticos necesarios [...] además, favorecer el desarrollo de las aptitudes que implica el trabajo interdisciplinario, en particular con las ciencias antropológicas”[14].
Pero la larga discusión para llegar al nuevo Plan fomentó una mirada crítica y amplia sobre los aspectos históricos, además de abrirse campo a una conciliación interna. Esto se puede apreciar en la descripción de las áreas.
Por ejemplo, se dice que en el área Teórica se abordarán las distintas posturas y corrientes contemporáneas en la disciplina, lo cual permitirá “que se desarrolle la discusión entre las diferentes posturas de la licenciatura” (p. 1). De la misma forma, el área de Historiografía buscaría que con el conocimiento de “la producción historiográfica de las diferentes épocas y corrientes teóricas estudiadas [...] el alumno se forme una posición crítica con respecto al trabajo del historiador” (p. 2). En el área de Historia de México, se advierte que la “orientación del área estará guiada por la Historia Social”; Europa y el Mundo por su lado, “pretende dar una visión crítica con respecto a la universalización de la historia del papel que han jugado Europa y los Estados Unidos en este proceso”.
El área de investigación indica que sea un “espacio en donde se sintetice el resto del conocimiento adquirido. En ella se revisarán las diferentes maneras en que se realiza el tratamiento de fuentes y la elaboración de un diseño de investigación histórica, para que en una segunda etapa los estudiantes estén en condiciones de desarrollar una investigación. El trabajo del área debe culminar con la elaboración de la tesis. El área debe estructurarse a través de proyectos de investigación formativa de factura colectiva, interdisciplinaria o por docente, elaborados en base a criterios comunes que permiten ir centralizando el esfuerzo reconstructivo y nutran el resto de áreas del plan”.
Finalmente, el área de Extensión indica que “los alumnos podrán desarrollar trabajo extra aula, vital para la formación de profesionistas académicamente sólidos. Las actividades a desarrollar son las de obtener conocimiento y manejo de las instituciones de acervo histórico, dinámicas de grupo, hábitos de lectura, participación en seminarios o conferencias, cursos de especialización. El área deberá resultar muy flexible y en ella se incorporará todo tipo de apoyo pedagógico para los estudiantes”.
Para contribuir con una exacta aplicación de los objetivos arriba reseñados, se concibió en los contenidos mínimos[15] las disposiciones particulares de las materias.

4. Los planes de estudio de la licenciatura: curriculas formal y vivido.
Para el año 2002 se hizo la última modificación al Plan de estudios 1991: el aumento de créditos (y por tanto de horas) con el objetivo de obtener una nueva acreditación ante la Secretaría de Educación Pública (SEP). El total de créditos es de 300.
Desde el año 2000, la ENAH se sumó al estímulo de la SEP de llevar la educación superior a través de diversos proyectos, como los PIFI. Así se explican los trabajos conducentes no sólo a obtener acreditación y reconocimiento institucionales y nacionales, sino también obtener recursos. Por eso surgieron diversos proyectos para hacer diagnósticos de las licenciaturas de la ENAH y proponer cambios y mejoras.
El proyecto de Evaluación y reestructuración de los planes y programas de estudio de las licenciaturas de la ENAH del año 2002[16], y que ha servido como antesala del actual programa de Reestructuración curricular, dio como resultado un trabajo sobre el Plan de Estudios de la Licenciatura en Historia[17].
Sin embargo, las recomendaciones que se hicieron son reiterativas y de formato administrativo más que académico, nos muestran que faltó hacer un seguimiento documental de todo el proceso de reflexión y consolidación del Plan de estudios. Faltó hacer un análisis más completo.
Aprovechando este espacio de discusión en este Encuentro Nacional, plantearemos brevemente nuestro balance, sugiriendo las fortalezas y las debilidades del Plan de estudios vigente de la Licenciatura en Historia de la ENAH.

4.a) Fortalezas del Plan de Estudios 2002
Se ha dividido la exposición en cinco puntos: estructura curricular, pluralidad en las corrientes historiográficas, objetivo de la licenciatura, optativas y respecto a la planta de profesores.

Estructura curricular.- Los estudios a nivel superior en México no solamente vienen a contribuir con conocimientos especializados y desde una perspectiva científica, sino que significan la formación de los estudiantes. En un país en crisis, los estudios de licenciatura intentan reducir muchas de las deficiencias de los anteriores ciclos escolares. En ese sentido, una licenciatura necesita de una estructura que logre guiar a sus estudiantes. Las cuatro columnas vertebrales de la licenciatura en Historia de la ENAH cumplen a cabalidad con esa función. Orientan, dan a conocer y forman. Las áreas Teórica, Informativa, Investigación y Extensión se especializan en los diferentes ámbitos de capacidades, conocimientos y habilidades del historiador. Todo estudiante de historia de la ENAH terminará sus estudios con un bagaje completo no sólo de las etapas del proceso histórico de la humanidad (mundial y en México) sino también de las diversas perspectivas teóricas con que nos hemos reflexionado y explicado. Complementado con dieciséis materias metodológicas, de investigación y de extensión que dotan de herramientas básicas para la solución de problemas de la ciencia histórica. Por tanto, consideramos que la estructura curricular es sólida y una de las mejores ventajas que puede ofrecer la ENAH a los aspirantes a estudiar la carrera de Historia.

Pluralidad en las corrientes teóricas e historiográficas.- Después de la creación del Plan de estudios, la licenciatura mostró un espacio de tolerancia teórica: no ecléctica sino incluyente. En la licenciatura se imparten cinco materias dedicadas a explorar las diversas reflexiones históricas desde la teoría. “Materialismo histórico e Historia Social”; “Positivismo y Escuela de los Annales”; “Historicismo, Hermeneútica y Escuela de Frankfurt” así como la “Antropología”, son las diversas corrientes teóricas desde las cuales se ha venido explicando el desarrollo social, y aunque divergentes y contrapuestas unas y otras, permiten que los alumnos aprecien todo el abanico de propuestas y decidan, de forma reflexionada y crítica, qué postura es la más válida o más eficiente. De la misma forma, las Historiografías (siete materias) preparan con lecturas de textos históricos, la ejemplificación de las otras materias teóricas.

Objetivo, crear investigadores.- Ya se ha mencionado la necesidad de la Licenciatura en Historia de crear investigadores, en estrecha relación con los objetivos de la ENAH y el INAH. En la licenciatura hay ocho materias de 47 que están expresamente dedicadas a la investigación, sumando un total de 17.02% del Plan de estudios. Están expresados en las materias: Proyecto de Investigación Formativa (PIF); “Introducción a la Investigación Histórica”; “Diseño de Investigación y Análisis de Fuentes del Siglo XIX y XX”; “Análisis de Fuentes Prehispánicas (Códices)”; así como “Análisis de Fuentes Coloniales”. Pero no debe olvidarse que en Historia, cuando las materias son teóricas (esto es, que sean presentadas en el salón de clases) implica que las investigaciones realizadas afuera deberán demostrarse adentro del aula, y por consiguiente, que existe investigación en todas las materias, aún cuando el título no lo aparente[18]. La dinámica de los cursos es precisamente, empujar a los estudiantes a realizar investigaciones de los temas correspondientes, ya en bibliotecas, hemerotecas o archivos.

Optativas.- Las materias optativas muestran no sólo la flexibilidad del mapa curricular, sino también una necesidad imperiosa de autoformación. Los investigadores en historia deben egresar con las herramientas necesarias para ello, para aprovechar cualquier tema y aprender de ello. Sin embargo, las optativas que se tienen en Historia no son ilimitadas en sus objetivos, sino que tienen un para y un por qué. Esto es, están guiadas y ordenadas con objetivos muy definidos. En el plan de estudios hay en total nueve materias “optativas”, a partir del tercer semestre y hasta el octavo, por tanto un total de 19.14%. Están divididas en cuatro tipos: las Actividades de Extensión, las Ciencias Auxiliares, las Optativas de Especialización y finalmente, la Opción terminal.

Planta de profesores.- La licenciatura en Historia tiene una planta de académicos de tiempo completo relativamente joven, lo cual permite una perspectiva de desarrollo y crecimiento académica más dinámica que en otras instituciones. Son diez profesores de tiempo completo egresados en un 80% de la propia ENAH, de las licenciaturas de Antropología Social (2 de ellos) e Historia (6 de ellos). Cuentan con grado de doctorado dos profesores, con estudios de doctorado cuatro y tres con estudios de maestría.

4.b) Debilidades del Plan de Estudios
A continuación se mencionarán los puntos débiles del Plan de estudios vigente.

Contenidos mínimos que crean confusiones.- El documento de Contenidos mínimos resulta con ciertas imprecisiones que tal vez hayan influido en la mala ordenación de los cursos optativos. Por ejemplo, se indica en los objetivos de las materias de Actividades de Extensión y de Ciencias Auxiliares que se podrán impartir cursos tendientes a apoyar la lectura personal y en equipo, dar herramientas para asuntos geográficos o de computación, lo que viene a confundir con los objetivos de las materias “Lectura y Redacción o Computación” así como en “Geografía o Análisis literario”.

Falta claridad en algunas materias obligatorias.- Hay confusiones en los objetivos de las materias en el momento de que se encuentran ubicadas en ciertas áreas y subáreas.

Objetivos ambiguos en optativas.- Hay confusiones en los objetivos de las materias optativas, no sólo en los contenidos mínimos –que como arriba se demostró tienen sus delimitaciones—sino sobre todo en su aplicación. Esto es, los estudiantes de tercer semestre en adelante escogen materias optativas correspondientes a otros semestres para posteriormente hacer equivalencias. Por tanto, no se cumplen los objetivos de obtener conocimientos metodológicos y técnicos que coadyuven a la formación de un investigador. Por ejemplo: 1) Las materias de “Lectura y redacción o Computación” así como “Geografía o Análisis literario” confunden ciencias auxiliares --como computación o geografía—con una materia de extensión. 2) Las Ciencias Auxiliares y las Actividades de Extensión pierden sentido ya que se igualan a las otras optativas. 3) En la realidad, la materia Opción terminal no cumple ninguno de sus objetivos. 4) Las Optativas de especialización no son seriados por lo cual tampoco se cumplen los objetivos.

Falta definición de Historiografía.- Aunque a lo largo del Plan de estudios están como materias obligatorias las “Historiografías”, se trasluce en diversos puntos que falta ampliar esta formación. Las materias de historiografía no sólo sirven para ampliar los conocimientos sobre determinado periodo histórico sino también para ejercitar a los estudiantes en el método histórico. Ello no se cumple a su totalidad, ya que algunos de los egresados continúan con dificultades para diferenciar entre historiografía e historia o historiografía y estado de la cuestión. Para eliminarse tales problemas, debería añadirse en los contenidos mínimos del área, una introducción para aclarar qué es la Historiografía.

Anacronismos.- Los estudiantes de la licenciatura se sorprenden en el transcurso de la carrera que algunos cursos son disonantes. Esto es, que en un mismo semestre se abordan temas periódicos de diversos siglos, y por eso no hay una buena absorción ni reflexión de ellos. Por ejemplo: 1) en el semestre cuarto, la materia de “Diseño de investigación y Análisis de Fuentes Siglos XIX y XX” está fuera de tono con las otras materias informativas, como son “Expansión Europea, Siglos XVI-XVIII”, “Sociedad Colonial siglo XVII-XVIII” e “Historiografía del siglo XVIII. El nacimiento de la Historiografía en México”. 2) en el semestre quinto, la materia “De las Reformas Borbónicas a las Reformas Liberales” está en desacuerdo con la materia “Historiografía liberal-Conservadora de México. Siglo XX”. 3) en el semestre sexto la materia “Reforma y porfiriato” está atrasada con respecto a las fechas que abordan las materias “Imperialismo, crisis y guerras mundiales” así como con “Historiografía Contemporánea de México I. La Revolución”. 4) en el semestre séptimo la materia “Revolución Mexicana y Consolidación del Estado Nacional” está diferida respecto a las materias “El nuevo Orden mundial de la posguerra. Hegemonía de EEUU” y a “Historiografía Contemporánea de México II. Corrientes y perspectivas”.

Incumplimiento de algunos objetivos de la licenciatura.- Recordemos que los objetivos de la licenciatura están en pleno arreglo con los objetivos de la ENAH y del INAH. Se incumplen porque los egresados no salen especialistas en Difusión, en Docencia y en Conservación (del patrimonio cultural). Con sólo dos semestre de Optativa de Especialización y con las confusiones que hasta ahora se han tenido en estas materias, los alumnos no cursan ni “Difusión de la Historia”, ni “Docencia” ni “Conservación (en Patrimonio Cultural)”.

Conclusiones
El diagnóstico anterior nos hace concluir que a pesar de sus debilidades y de la mala aplicación de algunos de los mecanismos del Plan de Estudios 2002, es una muy buena opción. El espíritu de este programa cumple hasta cierto grado con los objetivos, dota de información y cuestiones metodológicas y técnicas.
Cumple con los requerimientos básicos de la SEP, con los objetivos de la ENAH y del INAH y sobre todo contribuye de una manera eficaz a la formación de historiadores, con una gran tendencia hacia la investigación.
Reiteramos que los errores en los que cae la licenciatura son en el nivel meramente administrativo: en lugar de abrir una materia optativa con cierto perfil, se abre otra y luego se logra hacer la equivalencia. Pero en términos prácticos, ésta debilidad puede ser fácilmente erradicada.
Si bien las tendencias institucionales nos están llevando a buscar reconocimientos nacionales y estatales para la Escuela de Antropología, lo cual parece indicado, no debe olvidarse que el aplauso internacional ya existe, al aparecer la ENAH como la única institución con más de sesenta años impartiendo las disciplinas antropológicas en América Latina. Respecto al nacional, últimamente se han escuchado voces que recuperar los resultados de la propia ENAH. En ese sentido, recuérdese la evaluación sobre las profesiones y las diversas licenciaturas que hizo el periódico El Universal[19] el pasado mes de abril.
En éste se evaluó a las licenciaturas en Historia según su guía de programas, a sus profesores y al porcentaje de admisión. Esta Licenciatura obtuvo una calificación de 8.54 (esto es, el sexto lugar) en su guía de programas y la calificación de 8.57 (el cuarto lugar) en la evaluación de profesores. Todo ello, sin tomar en consideración el endeble presupuesto con el que cuenta la Escuela y dentro de ella, las licenciaturas.
Definitivamente, estos resultados empujan a la Escuela a tomar decisiones para mejorar estos índices. Pero no por eso debe forzarse a la comunidad con trabajos que no contribuyan en su beneficio.
Que la Licenciatura en Historia y su Plan de estudios haya transitado de un marxismo ortodoxo a una pluralidad teórica, del objetivo de crear sólo investigadores a especialistas en docencia, difusión y conservación (del patrimonio cultural) en 27 años y que aún esté en la dinámica de abrirse a más diagnósticos y evaluaciones es síntoma de un crecimiento no sólo de la licenciatura sino también de la propia Escuela.
Pero deben tomarse en cuenta los diversos aportes que se le han hecho en diversas ocasiones con la finalidad de mejorarla, por tanto debe mirarse con nuevos ojos su larga experiencia. También debe considerarse la interrelación con las otras seis licenciaturas de la ENAH y con el INAH mismo.
Como parte de la evaluación aquí resumida que hace unos pocas semanas entregamos a las distintas instancias colegiadas de la Escuela, por supuesto se han propuesto diversas transformaciones con miras a mejorar las habilidades y conocimientos de los estudiantes y egresados de Historia pensando siempre en las dificultades por las cuales atravesamos los historiadores en esta sociedad en crisis.


BIBLIOGRAFÍA
Contenidos mínimos. Historia, s/f, inédito.
Documento de discusión que presenta la Comisión del Proyecto de Reestructuración Académica de la Licenciatura en Historia para el Foro de la Especialidad, s/f, inédito.
El Universal 2007, Disponible en: http://www.eluniversal.com.mx/notas/418776.html
Ley Orgánica del Instituto Nacional de Antropología e Historia. 1995, INAH, México.
Objetivos de la Licenciatura, s/f, inédito.
Propuesta de Reestructuración curricular de la Licenciatura en Historia de la ENAH que presentan para su discusión los profesores de Tiempo Completo, s/f, inédito.
Reglamento General Académico de la Escuela Nacional de Antropología e Historia, 1999, ENAH, México.
Arreola Rosas, Orlando O. y Juan de Dios Quintana Vista. 2001, La enseñanza de la Historia en la Escuela Nacional de Antropología e Historia (1937-1985), Tesis de Licenciatura en Historia, ENAH, México.
Arreola Rosas, Orlando O. e Ilihutsy Monroy Casillas. 2007, “Diagnóstico de la Licenciatura en Historia, ENAH”, inédito.
Jiménez Zaldívar, María Elena. 2002 (a), “Anteproyecto de Evaluación de los planes y programas de estudios de las licenciaturas de la Escuela Nacional de Antropología e Historia”, Documento interno de trabajo, ENAH-Departamento de Planeación Académica, México.
Jiménez Zaldívar, María Elena. 2002 (b), “Consideraciones generales al Plan de Estudios de la Licenciatura en Historia”, inédito.
Soria Nicastro, Óscar. 2003, “Docencia e investigación en la universidad latinoamericana. ¿Por qué esperar hasta el posgrado?” en Docencia e investigación en el aula. Una relación imprescindible, comp. Porfirio Morán Oviedo Centro de Estudios sobre la Universidad-UNAM, México.

[1] Arreola Rosas 2007.
[2] Ley Orgánica 1995. Fracción XVIII dentro del Artículo 2º, p. 12.
[3] Reglamento General 1999. Capítulo I, Artículo 3º.
[4] Reglamento General 1999. Capítulo IV, Artículo 37º.
[5] Arreola Rosas 2001, pp. 23-29.
[6] Arreola Rosas 2001, pp. 162-177.
[7] Arreola Rosas 2001 pp. 182, 183, 185, 187.
[8] Arreola Rosas 2001, p. 183.
[9] Arreola Rosas 2001, pp. 178-182.
[10] Arreola Rosas 2001, p. 189.
[11] Documento s/f, p. 1.
[12] Documento s/f, pp. 7-8.
[13] Propuesta de Reestructuración s/f, p. 1.
[14] Objetivos s/f, p. 1.
[15] Contenidos mínimos s/f.
[16] Jiménez Zaldívar, 2002 (a).
[17] Jiménez Zaldívar, 2002 (b).
[18] Soria Nicastro 2003.
[19] El Universal 2007.

Ponencia Las tesis de Licenciatura en Historia

“Las tesis de Licenciatura en Historia de la
Escuela Nacional de Antropología e Historia”
Hist. Orlando O. Arreola Rosas
Profesor Investigador, ENAH
Hist. Ilihutsy Monroy Casillas
Profesora Hora-Semana-Mes, ENAH

Ponencia presentada en el II Encuentro Nacional de Licenciaturas en Historia perteneciente a Instituciones de Educación Superior Públicas “La enseñanza de la Historia y los procesos de evaluación” Mesa 3: Formas y opciones de titulación del Programa Educativo, Puebla, Puebla, noviembre 2007.


* * *
“Las tesis de Licenciatura en Historia de la
Escuela Nacional de Antropología e Historia”

Introducción
En esta ponencia se abordan de forma breve los resultados tangibles, es decir los trabajos de titulación de la Licenciatura en Historia de la Escuela Nacional de Antropología e Historia, sobre todo a partir de la implantación del Plan de Estudios de 2002 vigente.
Si bien, cantidad no es calidad, dentro de un diagnóstico[1] es necesario someter a toda Licenciatura y todo Plan de Estudios, así, conocer y evaluar el número de tesis y sus temáticas se hace también obligado.
Por eso, se ha dividido la exposición en una sección general sobre el Plan de estudios; luego sobre los proyectos de Investigación Formativa y los medios de titulación en la ENAH; más tarde sobre la matricula y los egresados con la finalidad de explicar las tesis y el rumbo de la licenciatura.

1. Plan de Estudios 2002 de la Licenciatura en Historia de la Escuela Nacional de Antropología e Historia
La Licenciatura en Historia de la Escuela Nacional de Antropología e Historia está integrada en y avalada por el Sistema Nacional de Educación Superior de la Secretaría de Educación Pública y por el Instituto Nacional de Antropología e Historia.
En líneas generales, el Plan de Estudios vigente de Historia tiene un conjunto de materias destinados a formar a los estudiantes como investigadores –a partir de los Proyectos de Investigación formativa--, de dotarlos de información –ya en Historia de México y del Mundo--, de encausarlos teóricamente – a partir de las Áreas teóricas e Historiográficas—así como proporcionarles herramientas de la historia –con el Área de Metodología.
Por tanto, su proceso de enseñanza-aprendizaje
que conduce a la formación de historiadores profesionales está ordenado básicamente en función de tres grandes elementos, que son sus ejes estructurales: la formación, la información y la investigación.[2]

Después de una larga discusión sostenida a fines de los ochenta y principios de los noventa, el nuevo Plan de Estudios (1991 y 2002) incluye las diversas escuelas teóricas por lo que muestra el gran abanico conceptual histórico. Acompañado de siete materias de Historiografía, la mirada del egresado de Historia de la ENAH promete resolver los problemas históricos acudiendo a las múltiples soluciones propuestas en varias escuelas y corrientes.
Con un total de 300 créditos y 47 materias distribuidas en ocho semestres, el perfil del egresado es el siguiente: estará capacitado para diseñar proyectos de investigación en los que aborde diferentes tipos de problemas históricos; seleccionará, clasificará y sistematizará información recopilada en bibliotecas, hemerotecas y archivos; entrevistará a informantes, quienes con sus testimonios aportan información sobre el pasado; realizará bancos de datos para agilizar procesos y catalogar documentos que propicien la ubicación de fuentes y su difusión pública; redactará artículos, ensayos y libros; preparará guiones de radio y televisión. En estos momentos se están proponiendo nuevos perfiles de egreso más acordes con las materias del Plan de Estudios.
Para iniciar los trámites de titulación se requiere el 100 por ciento de créditos del plan de estudios, acreditar un idioma extranjero a nivel de comprensión de lectura, 90 días de trabajo de campo o de archivo, 6 meses de servicio social, así como un trabajo de titulación y el examen profesional.

2. Sistema de titulación y los PIF
La investigación científica y artística alrededor del patrimonio cultural de la nación es uno de los objetivos fundamentales del INAH, la cual se encuentra establecida en su Ley Orgánica de 1985. De la misma forma, la ENAH como parte sustancial del INAH en el cumplimiento de esta tarea primordial, adscribe en su Reglamento que “será su función formar profesionales de la Antropología y de la Historia de alto nivel académico, comprometidos con la investigación, enseñanza, defensa, custodia y difusión del patrimonio cultural nacional tangible e intangible”[3], y se complementa con otro artículo el cual señala que “los planes de estudios de todas las licenciaturas incluirán obligatoriamente un área de investigación, de la que formarán parte los proyectos de investigación formativa”[4].
De esta manera se explica la existencia de los Proyectos de Investigación Formativa, los PIF, herederos de la práctica que se realizaba en los Talleres de Investigación. Así, en casi todas las licenciaturas de la ENAH se imparten cursos estilo seminarios donde se discuten temas y se organiza el trabajo de investigación, guiados por un profesor.
Un gran peso del curriculum se dedica a estos PIF, que además, son cursados a partir del quinto semestre, intentando aprovechar el interés de los estudiantes por algún tema así como el conocimiento obtenido con la mitad de los créditos cursados.
Después de que egresó la primera generación de historiadores con el Plan de Estudios de 1991, en sesión ordinaria del Consejo Académico del día 8 de mayo de 1997 se aprobó un documento sobre la normatividad para los trabajos de titulación de la licenciatura[5] los cuales están en plena comunión con el Reglamento para Licenciaturas.
En este último se señala que los trabajos de titulación deberán contar con un proyecto registrado y con un director de tesis. La Subdirección de Investigación dependiente de la Secretaría Académica dará su aprobación a dichos trámites, verificando el proyecto y en todo caso proponiendo cambios. El registro del proyecto tendrá una vigencia de 18 meses, terminado el cual debe de solicitarse una prórroga.
Las cuatro formas de obtener el título son:
1) Un conjunto de ensayos, que deberán tener como hilo conductor una problemática específica. Debe ser un trabajo con un mínimo de 120 cuartillas. 2) Un trabajo monográfico, el cual será “un trabajo de base documental centrado en un objeto único de estudio que efectúa un recorrido examinando diversas investigaciones que han abordado esta problemática”, donde las fuentes secundarias son las revisadas. También es requisito contar con un mínimo de 120 cuartillas. 3) Organización e integración de archivo o catálogo “que puede contener una guía o inventario de documentos de carácter histórico (gráficos o escritos) de uno o varios archivos”. Debe contener mínimo 1,500 fichas y 60 cuartillas del estudio introductorio.
Finalmente, 4) una investigación que dé por resultado una tesis, esto es, una contribución teórica, en cuyo proceso se aplique el método histórico. La tesis deberá contar mínimo con 120 cuartillas.
Para la elaboración de cualquiera de estos cuatro trabajos de titulación, se deberá realizar un Proyecto, avalado por el director que se haya elegido y contando con los siguientes puntos:
I. Descripción y justificación del tema; II. Fundamentación metodológica; III. Diseño de Investigación (objetivos, esquemas y técnicas); IV. Plan de exposición; V. Bibliografía básica; VI. Cronograma tentativo; VII. Para el caso de las tesis, deberán ser referidas las hipótesis principales.[6]
Concluido el borrador, deberá presentarse a la Subdirección de Investigación para ser revisado. Esta revisión la realizará “un especialista [quien hará un] dictamen, derivado de lo cual, se entregarán recomendaciones y [el director de tesis y la Subdirección de Investigación] decidirán si son convenientes o no”[7].
Ya con el aval del especialista y la Subdirección de Investigación, sólo serán trámites administrativos –como la reunión de documentos—que prepararán el espacio y el papeleo ante la Escuela para la presentación del examen profesional. El pasante presentará este examen ante un Jurado integrado por un presidente, dos sinodales y un secretario de actas, así como sus suplentes. Finalmente, el veredicto del jurado será inapelable.

3. Estudiantes y egresados
En la licenciatura en Historia, la infraestructura y el número de profesores no han permitido un crecimiento constante. De esta forma, en el proceso de admisión y el examen propedéutico sólo se abren 80 espacios para aspirantes. Así, divididos en dos turnos, las generaciones de 40 nuevos estudiantes se suceden cada año.
Cada generación al avanzar va dejando fuera a un gran número de compañeros. Por distintas causas –sobre todo económicas pero que incluyen presiones del tipo laboral o en relación a la salud, etcétera—los salones van quedando menos apretados. Esto incide directamente en las cifras de resultados de la Licenciatura y de la ENAH.
Con el objetivo de presentar a esta Encuentro Nacional el conjunto de estudiantes que han utilizado el Plan de Estudios 1991 y su modificación del 2002, y considerar así el número de matriculados así como de titulados, exponemos la primer tabla con las siguientes cifras[8]:

De una cantidad de 461 alumnos entre 1991 y 1999, solamente contamos en la Licenciatura con un total de 91 titulados. Como ya se indicó, el número de matriculados no especifica cuántos son los pasantes totales y cuántos de ellos están aún concluyendo sus créditos o se dieron de baja en algún semestre.
Sin embargo, es una cifra preocupante que muestra las dificultades en las que se encuentra la propia ENAH pero también el sistema de educación universitaria al arrastrar múltiples problemas estructurales –impedimentos a los que nos hemos referido en la otra ponencia presentada en este Encuentro Nacional—y que se complementan con otros elementos de la actual crisis social.

4. Las tesis de la licenciatura
El Plan de Estudios vigente debe ser evaluado en su totalidad. De esta forma, y con ese diagnóstico, se pueden proponer los cambios adecuados. En ese sentido, debemos ahora dirigir la mirada hacia las tesis obtenidas, resultado de la formación de egresados con este Plan de Estudios.
Esta información es resultado de una base de datos[9] que incluyen diversos datos de las tesis de Licenciatura en Historia, entre ellos el nombre del autor, el título del trabajo presentado, el año, el director de tesis, el tema, el marco teórico utilizado, el contenido, la bibliografía y fuentes referidas, el número de páginas y su clasificación en la Biblioteca.
Esa base de datos contiene la información de un total de 196 tesis que abarcan desde el años de 1945 y hasta 2006. Hay que señalar que aún no se han podido consultar las tesis presentadas en el año del 2007 debido al poco presupuesto que ha impedido que dichos trabajos se incorporen al acervo. Sin embargo, se ha consultado la nueva base de datos del Departamento de Exámenes Profesionales para conocer el número de tesis presentadas en lo que va del año (hasta septiembre), y de esta manera se incluye la cifra total.
La base de datos de las tesis 1945-2006 fue realizada durante octubre del 2005 y agosto del 2007 en la Biblioteca "Guillermo Bonfil Batalla" de la ENAH. Se debe señalar que en el catálogo bibliográfico de la Biblioteca no se incorporan todos estos datos, por lo que la consulta fue manual.
Cantidad. El proyecto de Plan de Estudios de 1991 para definir su nuevo cauce se consideraba como asunto de mayor importancia el resultado nimio en los titulados: solo uno. Ahora, miremos cómo la cifra ha aumentado. Reiteramos que aunque cantidad no es calidad, si es significativo el cambio en el diagnóstico que ahora podríamos hacer al respecto:

Aunque necesitamos mayores investigaciones que logren mostrar las relaciones entre Anuario y año de titulación, con estas cifras se puede conceder el impacto en las políticas de la ENAH y de la Licenciatura en Historia en lo que respecta a la titulación.
Es de destacar que si a partir del anuario de 1991 se han titulado 91 egresados (Ver datos de Tabla 1) y en esta tabla 2 hay un total de 147, esto muestra que egresados de muchas otras generaciones anteriores han logrado presentar sus trabajos de titulación. Todo un beneficio para las cifras de la Escuela y de la Licenciatura.

Temas.- A continuación se organizan las tesis presentadas entre los años 1996 y 2007 en torno a los temas. Estos son: historiografía, historia política, historia económica, historia social, historia cultural y catálogos[10]. Están incluidos los trabajos monográficos y los ensayos, ya que sólo tenemos dos trabajos de titulación con estas características. Estas categorías no implican necesariamente el marco teórico utilizado, sino sólo los temas:
A pesar de las cifras, debe señalarse que la mayor parte de las tesis abordan temas sociales. La sociedad, la familia, las afectaciones al pueblo en la relación Iglesia, la Educación y las distintas Guerras con el Estado entre muchos otros. La elección por estos temas definitivamente está ligado al contexto antropológico escolar, al llamado diálogo histórico y antropológico. La ENAH ha sido partícipe desde su creación en infinidad de movimientos sociales, y aún ahora es solidaria con muchas comunidades ayudando a encontrar solución a sus problemas. Sería impensable que en una escuela con predominancia antropológica no se observara a la sociedad con ojos críticos.
El tema social no implica necesariamente un apego a una teoría marxista u otra postura crítica. Muchas veces tiene que ver con construcciones tradicionales sin referencias conceptuales. Aún así, la doctora Hilda Iparraguirre en un estudio presentado hace poco[11], hace referencia a la cercanía de algunas tesis de Historia con el marxismo y la Escuela Social Inglesa resultado de las lecturas de Marx, Thompson y Hobsbawm entre otros, a lo largo de la carrera.
Caso interesante son las tesis con temas culturales (como la lectura, las imágenes, el género o las identidades) las cuales han aumentado en estos últimos años, debido sobre todo al impacto que ha tenido la producción historiográfica de los Annales y la asistencia a la ENAH de diversos representantes, como Françoise Dosse[12], Pierre Guichard, André Vauchez y José Enrique Ruiz Doménech[13].
En términos académicos, todo ello definió la organización del Simposio Diálogos entre la Historia Social y la Historia Cultural, donde profesores, egresados y alumnos se sumaron a la convocatoria aportando distintas inquietudes y ponencias. Pero también, mostrando ese acercamiento entre temas culturales y sociales así como el interés por marcos conceptuales marxistas y posmodernos.
Las tesis con temas políticos, económicos e historiográficos, de alguna manera se mantienen en el mismo lugar, muestran el interés de la población estudiantil en temas de necesitada explicación histórica.
Ha tenido un ritmo de crecimiento constante la titulación por medio de catálogos. Sobre todo considerando que en la licenciatura no hay materias dedicadas a otorgar herramientas básicas para la organización y descripción de fondos archivísticos, con todo lo que implica (esto es cuadro clasificatorio, inventarios y catálogos).

Conclusiones
El rubro de la titulación en las Escuelas de Estudios Superiores siempre nos lleva a hacer muchas propuestas académicas pero la mayor parte de las veces no pueden tener concreción por otras dificultades. Sobre todo por cuestiones económicas.
En la ENAH no hay muchos apoyos económicos como becas o de otra naturaleza ni la integración de estudiantes a equipos de trabajo ya consolidados. Es difícil entonces, mantener a los egresados interesados por más tiempo en la Historia, ya que al salir se dedican a trabajar en múltiples labores alejados casi siempre de su profesión.
Sin embargo, poco a poco se están incluyendo más opciones –no sólo el servicio social—para abrir más espacios a los estudiantes y luego hacer propuestas académicas.
El trámite de titulación también detiene a muchos egresados. Por eso, últimamente se están haciendo propuestas para incentivar la titulación a partir de Comités tutoriales. No sólo para ayudar a los estudiantes sino también para conseguir que se valore más dignamente la dirección de una tesis. El INAH y la propia ENAH no otorgan, por ejemplo, los mismos apoyos a quienes dirigen una tesis o imparten un curso que a quienes publican un libro.
Por tanto, los trabajos de titulación están en la frontera entre lo administrativo y lo académico, y por ello es tan complicado hacer sólo una evaluación y proponer un cambio: se requieren propuestas más integrales. De esta manera y con esta ponencia, se intenta incursionar en esos asuntos.

*Nota. En esta versión virtual se eliminaron las tablas.

BIBLIOGRAFÌA
Departamento de Servicios Escolares. 2007, Expedientes-matricula-titulados-bajas-Licenciatura en Historia, ENAH, México.
Instructivo sobre los trabajos de titulación. 1998, inédito.
Reglamento General Académico de la Escuela Nacional de Antropología e Historia. 1999 (a), ENAH, México.
Reglamento para las Licenciaturas de la Escuela Nacional de Antropología e Historia. 1999 (b), ENAH, México.
Arreola Rosas, Orlando O. y Gumersindo Vera Hernández. 2004, “Lectura 1. Trayectoria histórica de la Licenciatura en Historia”, en Guía de estudio para el ingreso a las Licenciaturas, ENAH, México.
Arreola Rosas, Orlando O. e Ilihutsy Monroy Casillas. 2007, “Diagnóstico de la Licenciatura en Historia, ENAH”, inédito.
Dosse Françoise. 2005 (a), “De L´Histoire des Intellectueles a L´Histoire Intellectuelle”, en Diálogos entre Historia Social e Historia Cultural. Memorias del Simposio, Coords. Gumersindo Vera et al, ENAH, México.
Dosse Françoise. 2005 (b), “Le Double Tournant Hermeneutique et rangmatique dans les Etudes Historiques et les Sciences Sociales”, en Diálogos entre Historia Social e Historia Cultural. Memorias del Simposio, Coords. Gumersindo Vera et al, ENAH, México.
Iparraguirre Locicero, Hilda. 2007, “Eric Hobsbawm y la Licenciatura en Historia de la ENAH”, en Los historiadores y la Historia para el Siglo XXI: Homenaje a Eric J. Hobsbawm. 25 Años de la Licenciatura en Historia, coords. Gumersindo Vera Hernández et al, ENAH, México.
Monroy Casillas, Ilihutsy. 2007, Base de datos de las tesis de la licenciatura en Historia. Escuela Nacional de Antropología e Historia, inédito.
Vera, Gumersindo et al (editores), 2006. Medievalidades I, ENAH, México.

[1] Arreola Rosas 2007.
[2] Arreola Rosas 2004, p. 225.
[3] Reglamento 1999 (a), Capítulo I, Artículo 3º.
[4] Reglamento 1999 (a), Capítulo IV, Artículo 37º.
[5] Instructivo 1998.
[6] Reglamento 1999 (b), Capítulo V, Artículo 82º.
[7] Reglamento 1999 (b), Capítulo V, Artículo 92º.
[8] Departamento de Servicios Escolares 2007.
[9] Monroy Casillas 2007.
[10] Monroy Casillas 2007.
[11] Iparraguirre Locicero 2007, pp. 37-48.
[12] Françoise Dosse presentó dos ponencias en la ENAH en septiembre del 2003. Dosse 2005 (a) y 2005 (b).
[13] Ruiz Domenech, Guichard y Vauchez presentaron diversas ponencias en el Coloquio Medievalidades durante septiembre del 2003. Vera 2006.

Ponencia Los alumnos y el Plan de Estudios de la licenciatura en Historia de la ENAH

Ilihutsy Monroy Casillas
María Chía Guerrero

Ponencia presentada en las 4tas Jornadas de Historia de la Licenciatura en Historia de la ENAH, abril 2007.

Introducción
En la presentación de la nueva etapa del proceso de reestructuración curricular de la Escuela Nacional de Antropología e Historia que comenzó en el año 2005, publicada en el libro Rediseño curricular ENAH, se proyectó como asunto necesario “insistir que el proceso de reestructuración curricular nos involucra a todos, es de todos y a todos nos corresponde asumir una posición responsable al futuro de nuestra ENAH”[1].
De acuerdo con esta premisa, los encargados del proyecto de Reestructuración curricular 2006-2007 en la licenciatura en Historia (Orlando O. Arreola Rosas, María Chía Guerrero e Ilihutsy Monroy Casillas) decidimos hacer un acercamiento al sector estudiantil para conocer cómo estaban recibiendo el Plan de Estudios. Consideramos irrenunciable realizar un pequeño diagnóstico de la licenciatura y los resultados del Plan.
Reflexionamos además que a este Plan de Estudios en los últimos años se le han hecho pequeñas modificaciones sin tener un diagnóstico y análisis completo de lo que sucede en la licenciatura. Todo ha partido de las necesidades de ajustarlo administrativa, académica y legalmente.
Recordamos que en la discusión curricular de las mesas académicas, realizadas desde el 2005, los estudiantes han estado ausentes. Tal vez el desinterés, la desconfianza o el desconocimiento los hayan retirado. Pero sólo porque no estén ahí alzando la mano y opinando, no podemos negarles la importancia que tienen. Ellos debieran estar en el centro de este proceso de reestructuración, ya que el Plan de Estudios sólo toma materialidad y significado al aplicarse en cada generación.
En esa línea, y debido a la premura por presentar los resultados en esta mesa de las 4tas Jornadas de Historia, resolvimos que la manera más rápida y sencilla, y como primer acercamiento, sería la encuesta. Por esto mismo sólo realizamos doce preguntas para obtener la opinión de los estudiantes respecto al plan de estudios. Recibimos el apoyo logístico y académico de la Coordinación de Historia y del Departamento de Planeación Académica, Lic. Cecilia Medina y su equipo para realizar estas preguntas y encontrar la función de cada una de ellas.
La encuesta contiene en total 64 preguntas, las primeras 57 son explicadas en la ponencia de Planeación Académica. Sin lograr el 100% de los estudiantes, sólo se encuestaron a un total de 172 personas de los cuatro semestres de la licenciatura: 64 del primer semestre, 24 del tercero, 40 del quinto y 44 del séptimo. La aplicación de las encuestas fue llevada a cabo entre el lunes 26 y el viernes 30 de marzo[2]. La tabulación de datos se terminó el 12 de abril, debido a las múltiples variables ya que la mayoría de las doce últimas preguntas eran abiertas, lo cual implicó valoración y muchas veces, interpretación de nuestra parte.
Sin más, pasemos a las opiniones que nos revelan las encuestas.

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Los estudiantes esperando un futuro
Dicen que todo empieza con una idea, muchas veces basada en una esperanza. Continuar estudiando en un nivel superior comienza con muchas expectativas. Buscando estas representaciones, la encuesta inicia preguntando por qué los estudiantes de la licenciatura en Historia decidieron estudiar Historia.
Es interesante saber que la mayoría de los que contestaron indicó que eligió Historia entre la numerosa variedad de licenciaturas del nivel superior por cuestiones académicas (por ejemplo, porque les interesaba conocer X elemento del pasado), luego por interés personal (por ejemplo un “porque me gusta” sin mayor detalle), también por cuestiones socioculturales (como “entender a mi sociedad” o “mi identidad”). Otras respuestas fueron cuestiones políticas (como “entender al gobierno para derrocarlo”), muy pocos aceptaron estar influenciados por amigos o familiares o profesores, otros menos por cuestiones económicas y algunos aceptaron que por indecisión. En escasas encuestas no contestaron. (Tabla 1)
Ya convencidos por Historia, se debe seleccionar la Escuela adecuada para cumplir con estos intereses. Esa pregunta tiene que ver con la decisión de estudiar en la ENAH y no en otra institución. Aquí las respuestas fueron agrupadas en distintos rubros. El más nutrido fue “por el plan de estudios”. Esto es muy interesante, ya que mas adelante se mostrará que la mayoría de los estudiantes no conocen totalmente el propio plan de estudios. También se seleccionaron rubros como “recomendación de amigos, familiares y profesores” (el cual contrasta con la poca influencia que éstos tuvieron para que el estudiante de historia eligiera Historia); luego por considerar a la ENAH “una escuela crítica”. Las siguientes agrupan a pocos estudiantes, aunque en la tabla se muestran. (Tabla 2)
Continuando con la encuesta, está la definición por un periodo específico. Admitiendo que la licenciatura en Historia de la ENAH tiene una carga crediticia mayoritaria de México Virreinal, el que los estudiantes escogieran ésta licenciatura y no otra, implica que conocerán al final de los cursos, más historia colonial que de los periodos prehistórico, prehispánico, decimonónico o contemporáneo. Sin embargo, no es de sorprender que la mayoría de los encuestados prefieran el Siglo XX, lo cual quizá esté relacionado con esta visión crítica de la ENAH o del compromiso político del historiador que admitieron existe. (Tabla 3)
Para finalizar con estos puntos de interés ideal de los alumnos, que ellos se plantean como objetivos de su carrera, hay una pregunta que también intentó reunir información respecto de si los estudiantes sabrían a qué se podrían dedicar al concluir sus estudios. Esto como resultado de una reflexión respecto al pensar a la escuela dentro del Instituto, que perfila a las licenciaturas de la ENAH hacia la investigación. Empero, en otro texto se ha señalado que la licenciatura en Historia sólo tiene 7 materias dedicadas a la metodología e investigación de un total de 43 obligatorias, sumando sólo un 16% del plan de estudios[3]. Esto es, no hay una sólida columna de investigación. A pesar de esto, la mayoría de los estudiantes reconocían como prioritaria la actividad de investigar, posteriormente la de enseñar y mucho más alejado la de difundir. Otros proyectos de vida de los estudiantes son escribir libros y demás, especializarse y resalta la opción de constituirse como un elemento en la transformación social. (Tabla 4)
Lo que desean hacer al concluir sus estudios, en este caso, tiene completa relación con lo que ellos saben del “oficio del historiador”. Una de las preguntas se encargó de hacernos saber si los estudiantes conocen el campo profesional del historiador. Y si, casi la totalidad explicó que el historiador trabaja en los campos de la “Investigación”, la “Docencia” y la “Difusión”. Muy pocos no contestaron o no supieron. (Tabla 5)
Pareciera que en este último punto, los estudiantes aprecian bien qué quieren y cómo hacerlo. Aunque después la realidad los enfrente de cara. Para saber si los estudiantes de la ENAH son capaces de trabajar en estas actividades gracias a los conocimientos y metodología que aprendieron en la licenciatura, continuemos con los resultados de la encuesta.

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El Plan de Estudios, ¿satisface esperanzas y necesidades de los estudiantes?
Los alumnos asisten a sus materias cotidianamente y de esta manera concluyen semestres. Leer, participar, investigar y escribir son algunas de las tareas necesarias que contribuyen con la formación del individuo. Todo esto es habitual para obtener información, conocimientos y una metodología que los perfila al final como historiadores. Pero aún cuando se cumplan con estos pasos, el proceso no puede culminar sino se satisfacen, en una apreciable cantidad, las esperanzas y necesidades del alumnado.
Con el avance del estudiante por los ocho semestres, se logrará desarrollar de mejor forma las aptitudes que la licenciatura ha proyectado. Las actividades que fueron evaluadas son conocidas como el “Perfil de egreso” de la licenciatura en Historia. Las preguntas son las siguientes: ¿eres capaz de... “enseñar o impartir los conocimientos históricos”, “elaborar un proyecto de investigación”, “clasificar y sistematizar la información recopilada en bibliotecas, hemerotecas y archivos”, “entrevistar a quienes, mediante sus recuerdos, aportan una visión del pasado”, “organizar bancos de datos para agilizar procesos y elaborar catálogos de documentos que ayuden a ubicar fuentes y su divulgación pública”, “redactar artículos, ensayos y libros”, “preparar guiones de radio y televisión”, “interpretar los procesos históricos con base en una teoría y una metodología científica”?
Las cifras son bastante interesantes, ya que demuestran este acrecentamiento proporcional con este progreso, pero que no llegará siquiera a un 80%. Los del primer semestre contabilizan un 45%; del tercer, un 53.8%; del quinto, un 60.6%; y finalmente los de séptimo con una calificación de un 67.9%. Esto significa que sólo en un 56.9% se cubre el perfil de egreso del Plan de estudios con las generaciones y los avances actuales. (Tablas 6 a, b, c, d)
La formación del estudiante tiene un soporte de gran importancia en el profesorado. Por ello se le preguntó cómo evaluarían a sus maestros. De esta forma, hicimos un acercamiento al “Perfil del profesor” en dos consultas. La primera, referente a lo interesante y satisfactorio de las materias, y la segunda, relativo a los niveles de cumplimiento de las condiciones pedagógicas de los 6 profesores de cada semestre.
Y los resultados demuestran que, aunque hay algunas excepciones, la mayoría de los profesores fueron calificados con un 80% de interés y de satisfacción. (Tablas 7 a, b, c, d) En la pregunta referente a las condiciones pedagógicas en cambio, los porcentajes disminuyen muchísimo, teniendo un promedio general de 5.7 (Tablas 8 a, b, c, d). Esto mostraría a grandes rasgos que aunque las materias son satisfactorias, los profesores no cumplen totalmente con estas expectativas.
Buscando los extremos se les preguntó a los estudiantes si consideraban necesario eliminar alguna materia, sustentado en razones, así como si ellos recomendarían alguna materia para complementar sus estudios. Lo que se obtuvo fue un resultado desalentador, ya que los alumnos respondieron confundiendo profesor-materia, y por eso solicitando la desaparición de la materia relacionándola con la persona que la impartió. Cursos de primer y segundo semestre eran aún recordadas por los alumnos de séptimo, expresando su descontento (que se remonta hace tres años) mediante esta preocupación. Sin entender la importancia de las materias (como historiografía, historia universal o cuestiones metodológicas y teóricas) fueron puestas en la lista demostrando que no entienden totalmente el Mapa curricular.
Al momento de comparar los resultados de las propuestas de materias que ayudarían a su formación, notamos cómo este desconocimiento es mucho más amplio. Consiste en una larga enumeración de materias que prácticamente ya existen en la licenciatura en Historia, o que podrían ser complementadas con cursos semejantes de las otras seis licenciaturas de la escuela. Ejemplo más que terrible el solicitar idiomas, cuando existe en la ENAH un departamento con el objetivo de dotar de los medios para la comprensión de lectura en lenguas nativas o extranjeras.
Finalmente, se les preguntó cuál sería la calificación que le pondrían al Plan de Estudios de la licenciatura. A lo largo de este texto se ha señalado en varias ocasiones que el alumno desconoce el proyecto de la licenciatura: primero aceptó estar en la ENAH por el mapa curricular que ofrece la licenciatura, luego propuso desaparecer materias básicas (no sólo por su obligatoriedad) que conforman en su conjunto una columna vertebral con buenas bases, y finalmente formuló materias que ya existen. A pesar de estas incoherencias, la calificación general que recibió el Plan fue de 8.18. (Tabla 9)



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Conclusiones
Las 172 encuestas realizadas mostraron que:
a) Aunque las esperanzas de los alumnos al estudiar Historia en la ENAH se cumplen en algunos aspectos, como en el interés y satisfacción que suscitan las materias, no es lo mismo con algunos cursos y profesores.
b) En relación con lo anterior, las materias que no satisfacen se desean desaparecer sólo por castigar a los profesores, lo que indica que los alumnos están confundiendo una materia con un profesor.
c) Los alumnos piden materias que ya existen, lo que muestra el desconocimiento y toda la capacidad de la licenciatura y de la escuela que están siendo desperdiciadas. Casos como el departamento de idiomas y la propuesta de interdisciplinariedad requieren de mayor difusión.
d) Sin embargo, la satisfacción con el plan de estudios es bastante alta: un 8.18%.
e) Sólo en un 56.9% se está cumpliendo con el perfil de egreso, según la propia valoración del estudiante, lo que pone a la Academia y a los profesores hora-semana-mes en el lugar estratégico de encargados de revisar sus propios métodos y propuestas.

Detenernos a hacer modificaciones y transformaciones del Plan de Estudios de la licenciatura en Historia es una tarea muy compleja y de gran responsabilidad. No basta con recurrir a mirar qué solicita el campo laboral o cómo se pueden aumentar horas de clase indiscriminadamente, para aparentar mejoría de calidad.
Primero debemos considerar qué resultados se están teniendo ahora. Para eso, en la licenciatura en Historia comenzamos esta tarea amplia y muy útil de conocer la evaluación de los estudiantes de su propio plan de estudios. Sin embargo, esta actividad resultó un experimento. Se requieren más preguntas, colaboradores, espacio y apoyo. También se requiere reunir la información recabada anteriormente y que ha estado escindida del trabajo del proyecto de Reestructuración curricular.
Para lograr una reestructuración curricular exitosa debemos empujar hacia una discusión mucho más amplia dentro de las propias Academias, invitando a los estudiantes y a los profesores hora-semana-mes. Pero no se puede enganchar a un ritmo externo. Las dinámicas propias debieran ser las que guíen estas discusiones.

* Nota. En esta versión virtual se eliminaron las tablas.

[1] Ma. Elena Jiménez Zaldivar, et al (coordinadores), Rediseño curricular ENAH, México: Escuela Nacional de Antropología e Historia, 2006, p. 7.
[2] Agradecemos a Adriana Salcedo por su apoyo logístico.
[3] Martha Gaytán García, “Anexo”, en: Ibid, p. 143.