25 septiembre 2008

Ponencia Plan de estudios de la Licenciatura en Historia

Plan de estudios de la Licenciatura en Historia, Escuela Nacional de Antropología e Historia, 2007
Orlando O. Arreola Rosas
Ilihutsy Monroy Casillas

Ponencia presentada en el XXXIII Simposio de Historia y Antropología de Sonora.
Edición internacional, Hermosillo, Sonora, febrero 2008.
"La enseñanza de la Historia y las Ciencias Sociales"

La Licenciatura en Historia de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH) a veintiocho años de creada se encuentra inserta en un proceso de cambio y diagnóstico generales con miras a renovarse a través de la solución de algunos problemas que en este lapso han surgido.
Los inconvenientes referidos se revelan al interior de la institución educativa en el marco de la cotidianidad y los cuales están relacionados con los textos históricos, con la didáctica o la perspectiva teórica, con los espacios y también con la necesidad de una completa inclusión de la comunidad. Por tanto, se hace necesaria en esta discusión sobre el rumbo que se debe tomar la opinión de los estudiantes, de los trabajadores y profesores que posibilitan a la licenciatura.
Dichas dificultades también conciernen a la educación en general, a la profesionalización y al campo laboral del historiador, así como a una crisis social que en estos momentos lleva a preguntarnos para qué sirven los historiadores y cómo formarlos.
En ese aspecto, la ponencia plantea brevemente el desarrollo de los planes de estudio de esta Licenciatura para entender las justificaciones académicas y administrativas de los últimos cambios realizados y, finalmente, analiza los perfiles de ingreso y de egreso. Esto se inserta en la búsqueda de una reflexión completa que nos haga tomar conciencia de lo que significa participar en la formación de un investigador comprometido con la sociedad.

I. Los Planes de Estudio de la Licenciatura en Historia a partir de 1980
La enah, parte fundamental del Instituto Nacional de Antropología e Historia (inah), tiene una historia muy singular por los tantos reacomodos por los que ha atravesado, no sólo de espacios físicos sino también respecto a las diversas configuraciones orgánicas internas.
La maestría en Historia comenzó por impartirse mediante un convenio de colaboración entre la enah, El Colegio de México y la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) a partir de 1943, y dio por resultado el primer programa académico de enseñanza de Historia en México, cuyo fundamento teórico y metodológico emanado del positivismo francés y el historicismo alemán, fue el intento de conocer la Historia de América, antes que la historia nacional. Cabe señalar que en aquellos años, el órgano que concentraba la enseñanza de la historia en América era el Instituto Panamericano de Geografía e Historia, dirigido por Silvio Zavala.
En 1953, después de la ruptura de dicho convenio, la enah se quedó sin Historia hasta su reaparición formal en el año de 1980.[1] Sin embargo, desde esos momentos, la enseñanza de la Historia en la Escuela estuvo asociada invariablemente a las otras ciencias sociales como la Antropología Física, la Etnología, la Arqueología y la Lingüística. Hipotéticamente pensamos que a ello se debió, entre otros factores, la creación de la carrera de Etnohistoria en 1954.
La nueva licenciatura de la década de los ochenta nació en un ambiente propicio, ya que la Escuela cumplía cincuenta años en un proceso de reflexión muy completo acerca de la historización de la Antropología que se entendió desde la polémica entre el viejo indigenismo que pretendía incorporar al indio a la vida y cultura nacionales y la nueva postura marxista que subrayó que el indio ya estaba inserto en los procesos nacionales sólo que subordinado y explotado.
Por eso, era una escuela revolucionaria, donde los planes de estudio contaban en gran cantidad con la perspectiva marxista por lo que tenía, desde nuestro punto de vista, una gran potencialidad creadora. Las reflexiones habidas en la Licenciatura en Antropología Social definieron como necesaria la conformación de un espacio para repensar la historia como disciplina.
El Plan de Estudios de 1980 es, entonces, un hijo de su tiempo: contiene mucho marxismo. Pero se complementaba con la participación de Guy Rozat y su propuesta de acercamiento a la historia cultural en la versión de la Escuela de los Annales. Sin embargo, este plan no pudo prosperar ni tener los frutos esperados, debido sobre todo a la falta de profesores adecuados que entendieran el espíritu del proyecto del plan de estudios.
Para 1991 los profesores de tiempo completo hicieron una breve evaluación de este plan empujados por un proceso institucional de la propia enah. El director Manuel Gándara propuso un proyecto de reestructuración, pero no sólo de los planes de estudio de las siete licenciaturas que fueron revisados y modificados, sino también de la propia normatividad y organización de la enah. Todo ello se posibilitó a partir de un Congreso que permitió la discusión y participación de toda la comunidad con la aportación también, en foros internacionales, de académicos especialistas en las materias, las conveniencias pedagógicas de llevar a cabo ciertas reestructuraciones.
De esta forma, se le dio un nuevo sentido a la Antropología y a la Historia. A esto se debe que hubiera una gran pluralidad de corrientes teóricas en el Plan de Estudios de Historia: no sólo Marxismo, sino también Positivismo, Annales, Historicismo, Hermenéutica y un análisis de las propuestas de la Escuela de Frankfurt.
En el año del 2002 se realizó la última modificación al mapa curricular, el cual resultó un añadido de horas y créditos. Ello significó que el plan se mantenía tal como se definió para los años noventa.
Después de esta reestructuración y modificación pero sobre todo con la aplicación de este curriculum a diversas generaciones, se hicieron evidentes algunas dificultades y omisiones. Por ejemplo, había contenidos mínimos que causaban confusiones; faltaba claridad en algunas materias obligatorias al estar localizadas en ciertas áreas y sub-áreas; las materias optativas tenían objetivos ambiguos por lo que se terminaba impartiendo un asunto muy diferente del planeado; faltaba una clara definición de Historiografía; existían anacronismos; y finalmente, se incumplían la mayor parte de los objetivos de la licenciatura.[2]
Con mayor fuerza a partir del año 2006, en la enah se abrió la discusión respecto al proyecto de Reestructuración Curricular que, hay que decirlo, no ha recibido apoyo por parte de toda la comunidad de la Escuela debido a su aparición como un proyecto oficioso de algunos órganos de la Secretaría de Educación Pública (SEP).
Aunque se piensa que estos procesos de reestructuración son la panacea y que vendrán a resarcir y solucionar algunos rezagos educativos, esto no es completamente cierto ya que falta por discutir el contexto más amplio de estas transformaciones, el que debiera contener el conocimiento y la aprobación del proyecto educativo nacional de todos los niveles que lo conforman. Si no es de esta forma, se vuelve un poco incomprensible y atomizado el rumbo de dichas modificaciones y del sistema educativo en general. Son soluciones parciales que no miran de conjunto a la enseñanza de la historia en el país.
De esta manera, el desarrollo de los planes de estudio de la licenciatura en Historia de la enah se podría resumir en cuatro fases. La primera corresponde a la necesidad nacional de la enseñanza de la disciplina histórica; la segunda atañe a la creación del plan dentro de un contexto autogestivo marxista de los años ochenta y que nos remite a un mito fundacional; la tercera etapa es la reestructuración no sólo de los planes de licenciatura sino con el propósito de crear una nueva escuela, con el significado que reviste “nueva escuela” en el contexto de los años noventa, debido sobre todo a una necesidad institucional interna pero también a una reflexión completa sobre la historia y la antropología. Finalmente, la última etapa a partir del año 2000 donde los requerimientos externos sin una completa definición impulsaron caóticamente un cambio curricular con la promesa de más recursos y apoyos económicos.


II. El Plan de Estudios de 2007: justificaciones
Como ya se ha indicado, desde el año del 2000 comenzó a discutirse el Programa Integral de Fortalecimiento Institucional (pifi) en la Escuela con el interés de plantearse su inclusión. Pero a pesar de los distintos foros con especialistas, los cursos - talleres así como los avances que se han tenido, es necesario subrayar que este proceso no ha involucrado a toda la comunidad.[3] A comparación de los dos anteriores momentos del plan de estudios, no ha podido conseguir adhesión o siquiera generar una discusión seria en cada licenciatura.
Después de unos cuantos meses de trabajo, pero sobre todo a esa presión externa que ya hemos aludido y que aumentó debido a las elecciones y el cambio de director de la Escuela a fines del año pasado,[4] los encargados del proyecto de reestructuración de la licenciatura hicimos un diagnóstico del plan de estudios y de esta forma convocamos en distintos foros a una discusión amplia de este asunto.[5]
De este trabajo surgió una propuesta de mapa curricular que, no nueva, fortalece la reestructuración de 1991. Dicho documento fue avalado por los Consejos Académico y Técnico, así como por la Academia de la licenciatura y presentada ante la sep a fines del año pasado. Dicho mapa curricular se está haciendo operar a partir de este semestre a la nueva generación que recién ingresó a la Escuela.
Aunque no estamos contentos con el modo en cómo se llevó a cabo esta última modificación al plan de estudios y no estuvieron de acuerdo todos, la licenciatura en Historia permitió que participara la mayor parte de la comunidad, logrando mejores resultados que en otras licenciaturas de la propia enah.
El diagnostico realizado para el proyecto de Reestructuración Curricular 2006 - 2007[6] nos permitió llegar a la conclusión de que aunque hay puntos débiles en la Licenciatura también hay una estructura muy completa que había que acentuar.
Los mayores problemas a los que se enfrentaban los estudiantes eran los correspondientes a las optativas y a la ubicación de algunas materias. Esto es, al momento de inscribir una optativa teórica era suplida en realidad por una clase con contenidos de ciencias auxiliares, y las de especialización lo eran por asignaturas de distintas temáticas. En cuanto a la ubicación por ejemplo, nos encontrábamos que en un semestre dedicado en su mayoría al siglo XIX, se localizaba una materia del XX creando confusiones y anacronismos.
Por eso, el plan de estudios 2007 continúa con las cuatro áreas Teórica, Informativa, Investigación e Interdisciplinaria y de Especialización, y de esta forma sólo busca reorganizar algunos espacios y temas.
El área teórica esta formada por dos sub - áreas: Teorías de la Historia e Historiografía. En ella se discuten las diversas propuestas teóricas e historiográficas, y donde se brinda el panorama básico de las corrientes teóricas parte aguas para la historia (con un total de siete materias) complementándose con las optativas teóricas, las cuales sirven para profundizar en dichos temas. En esta sub - área se aumentó una materia optativa y se eliminaron las materias de Estudios de Asia y África y de América Latina, las cuales se trasladaron a otra área.
En cuanto a la sub - área de Historiografía, está formada por siete materias, y permite un análisis de la producción historiográfica a lo largo de la historia. Tiene como única modificación el reacomodo de las últimas dos materias, ya que Historiografía Contemporánea I y II se atrasan por un semestre para que se emparejen los periodos abordados en un mismo semestre.
El Área informativa está integrada por tres sub - áreas: Historia de México, Historia de Europa e Historia del Mundo. La dedicada a México, consta de ocho materias, y permite un conocimiento más profundo del proceso histórico de México y los mexicanos. En este rubro no hubo ningún cambio.
Las sub - áreas de Historia de Europa e Historia del Mundo, están organizadas en torno al proceso histórico mundial para poder contextualizar de forma pertinente lo sucedido en México. Aunque tres materias aparecen como de nueva creación, realmente están reubicadas, y caso especial es el de América Latina que se divide en dos materias para poder profundizar en la información histórica de esta región.
Respecto al Área de Investigación, ella está constituida por las sub - áreas de Investigación y metodología y Ciencias auxiliares. La primera, contiene seis materias, y busca dotar de herramientas metodológicas y permitir espacios para la investigación histórica. En ésta, se reunieron las sub - áreas de Investigación y Metodología, por lo que algunas materias cambiaron de ubicación, disminuyeron sus objetivos y se acortaron en créditos.
La sub - área de Ciencias Auxiliares está integrada sólo por cuatro materias, las cuales contribuirán al desarrollo de habilidades básicas para los historiadores. Dedicadas a la Diplomática de códices así como a la de documentos coloniales y paleografía, también tiene otras dos optativas. Apegado al Plan de Estudios 2002, esta sub-área es renombrada como Ciencia auxiliar por la función que deberá tener.
Finalmente, el Área Interdisciplinaria y de Especialización está formada por siete materias que buscan mejorar el desempeño de nuestros estudiantes, permitirá nuevas discusiones y los especializará –de acuerdo con lo propuesto por el inah y la enah. De esta forma tendrán acceso a una formación sobre el patrimonio cultural, en difusión y en enseñanza de la Historia. Existen materias optativas que podrán ampliar los conocimientos históricos que el estudiante considere necesario para su formación superior o se podrá acudir a cursar materias de las otras seis licenciaturas o de otras instituciones educativas.
Por tanto, los cambios al anterior Plan de Estudios implican:
1) Apuntalar objetivos que no se llevaban a cabo, sobre todo en el aspecto de la especialización del historiador, acorde con las necesidades del inah pero en un sentido más amplio, con toda la sociedad. Estas son las especializaciones de patrimonio cultural, así como difusión y enseñanza de la historia, pero sin disminuir en un ápice la formación como investigador.
2) Consolidar materias que doten a los estudiantes de información respecto a algunos espacios y periodos casi olvidados como las materias de Asia y África y América Latina en el siglo XIX y XX. 3) Lograr una mayor profundidad teórica, metodológica y de técnicas, que incluye no sólo reuniones o encuentros internacionales para discutir temáticas teóricas[7] sino también impulsar a los tesistas a discutir sobre sus temas de investigación.[8]
A diferencia de las otras academias, la licenciatura en Historia se ha acercado a los estudiantes mediante encuestas y reuniones con los representantes de grupo así como con los profesores tiempo completo para preguntarles qué piensan sobre la licenciatura en general, qué cambios propondrían, etcétera.
Para que se cumplan los objetivos siempre anhelados en el Plan de estudios, se debe subrayar la existencia de dos elementos curriculares. El primero es la existencia de materias que cubrirán los objetivos de forma directa. Estos son: para el objetivo de la Investigación las materias del sub - área de Investigación, como los Proyectos de Investigación Formativa; Introducción a la Investigación histórica y Diseño de Investigación. Para el objetivo de Difusión de la Historia, la materia de Especialización II: Difusión de la Historia. Para el objetivo de Conservación (del Patrimonio Cultural), la materia Especialización I: Patrimonio Cultural. Y de Docencia, la materia de Especialización III: Docencia. Estos tres últimos serán complementados por las Ciencias Auxiliares.
A través de la estrategia de los contenidos mínimos se habilitarán algunas asignaturas que también dirijan al estudiante hacia el cumplimiento de los cuatro objetivos: se dispondrá en algunas de ellas un tiempo para que puedan presentar una clase en el aula; o que hagan una investigación pertinente o que difundan un tema en particular. De esta forma, 25 materias tenderán hacia la docencia; 10 hacia la investigación y cuatro hacia la difusión de la historia y patrimonio cultural.
Aunque se indica que en los contenidos mínimos de 25 materias tienden a una preparación del estudiante hacia la docencia, hay que aclarar que esto estará determinado por la libertad de cátedra así como por el tiempo dedicado a la presentación de una o dos clases por alumno o por equipo. No debe olvidarse sin embargo, que en aras de una buena clase debe estar sustentado en una investigación, convirtiéndose el aula sólo en un pequeño espacio para materializar el conocimiento profundizado.[9] Y respecto a la materia de especialización de técnicas docentes, la materia buscará fomentar las “formas efectivas de proyección del conocimiento histórico, no sólo en la perspectiva didáctica, que también es importante, sino fundamentalmente en el análisis epistemológico de la historia”.[10]
De esta forma, se logró consolidar un plan de estudios de la licenciatura en Historia de la enah con tendencia a la formación completa y eficaz de historiadores a través de la obtención de información, habilidades y capacidades básicos para cualquier historiador, el cual deberá de ser seguido por los profesores de tiempo completo y hora semana mes (o de asignatura) para lograr que los estudiantes saquen el mejor provecho posible.

III. Perfiles de ingreso y egreso
Una vez planteado el tipo de formación académica que supuestamente se obtendrá en esta licenciatura vale la pena hacernos algunas preguntas sobre los estudiantes que se convierten en los receptores inmediatos del plan de estudios. Porque los estudiantes llegan con conocimientos y esperanzas que también se incorporan en la propia licenciatura, a lo que los pedagogos han tenido por bien llamar el curriculum vivido.
La primer pregunta que surge es ¿Con qué nivel de formación ingresan estos alumnos? Se hace necesario conocer al estudiante real que estudia dentro de esta licenciatura y no al ideal. Por ello, se realizó una encuesta[11] donde se incluyó a la mayor parte de éstos y de esta forma se pudieron obtener algunas cifras de los institutos de donde provenían para lograr acercarnos a este perfil real.[12]
Esta encuesta señaló que los estudiantes provienen tanto de preparatorias incorporadas a la unam, como de Colegio de Bachilleres y Preparatorias Abiertas. Después de comparar los perfiles de egreso en ese nivel educativo se consideró en solicitar como requisitos de ingreso, habilidades y conocimientos acordes con esta situación (véase tabla 1).
El perfil de ingreso, por tanto, quedó de la siguiente manera: Facilidad de expresión oral y escrita, así como de lectura, Manejo de información bibliográfica así como conocimientos, lenguajes, métodos y técnicas básicas de investigación, y Conocimientos de Historia, Geografía, Sociología y Antropología.
Nuestras licenciaturas ahora tienen otro problema: después de las disminuciones de los contenidos de historia en los niveles medio básico y medio superior del año 2005 y 2006, los estudiantes tendrán ahora menor conocimiento de la información resultado de la ciencia histórica. Poco a poco se va dibujando el objetivo de las licenciaturas ya que aparecen sólo como asuntos de remedio, de formación y no de desarrollo de las ciencias sociales.
En el caso de la enah esto se dificulta un poco más, debido a que en muy pocas instituciones y programas se disponen de conocimientos sobre la antropología e historia. Atendiendo a estos problemas, desde los años setenta se ha venido impartiendo un Curso Propedéutico en la Escuela que sirve no sólo como medio de selección de los alumnos que desean ingresar sino también como medio de mostrarle de forma rápida al interesado un panorama general de los objetivos y métodos de las siete licenciaturas que se imparten en la Escuela. Cada año intentan ingresar a nuestra licenciatura unos 200 alumnos de los cuales sólo son aceptados 80.
Después de que transcurren los cuatro años de estudio, otras preguntas surgen. ¿Cuántos estudiantes egresan?, ¿Cómo lo hacen? ¿Son convenientes las habilidades, conocimientos y técnicas que se les enseñan y que se disponen en el plan de estudios?
Así, mencionaremos que las cifras con las que contamos hasta ahora muestran sólo la relación entre matriculados por generación y los titulados, pero no a los egresados que concluyeron ya la totalidad de sus créditos (véase tabla 2). Sin embargo, es evidente a partir de las datos de titulados que no todos logran aplicar de inmediato los conocimientos obtenidos en la licenciatura.
Nuevamente como en el año 1991, la cantidad de titulados aporta otro elemento para hacer una evaluación del plan de estudios de la licenciatura ya que el número no es muy alto. Entre los años de 1996 y de 2007 hay un total de 91 titulados correspondientes a las generaciones de 1991 al 1999.[13]
Esta debilidad expresada en un menor número de tesis y titulados no puede paliarse con aprobar y titular aún a los reprobados. Por tanto, se deben fortalecer y eliminar las debilidades a partir de otros caminos, como buscar apoyo interinstitucional, hacer un seguimiento no sólo del estudiantado sino del profesorado, hacer más foros para que los estudiantes participen y proponer a partir de esta generación los mecanismos para evaluar y dar un seguimiento al plan de estudios.
El perfil de egresado ha tenido que modificarse y ampliarse a partir de un análisis del fortalecimiento del plan de estudios con lo cual quedó de tal forma: Elaborar un proyecto de investigación; Clasificar y sistematizar la información recopilada en bibliotecas, hemerotecas y archivos; Interpretar los procesos históricos con base en una teoría y una metodología científica; Enseñar o impartir los conocimientos históricos; Redactar artículos, ensayos y libros; Preparar guiones de radio y televisión; Entrevistas a quienes, mediante sus recuerdos, aportan una visión del pasado; Organizar bancos de datos para agilizar procesos y elaborar catálogos de documentos que ayuden a ubicar fuentes y su divulgación pública; Conocer y comparar los diferentes procesos históricos mexicanos y mundiales; Analizar la problemática respecto al patrimonio cultural de la Nación.
Los perfiles de ingreso y egreso que presentamos son el resultado de la adecuación de este plan de estudios que aunque no es nuevo viene a disminuir las debilidades que con el tiempo se venían observando y ampliando.

IV. Conclusiones
Este último proceso de reestructuración, que como indicamos no es tal sino que se reduce a una adecuación, nos ha permitido preguntarnos diversos asuntos. Por ejemplo, ¿cuándo es el momento conveniente para realizar estas modificaciones?, ¿cuando la necesidad lo imponga o cuando haya presiones institucionales? Esto es, ¿sólo deben hacerse cuando aparecen los estímulos financieros?
Ello por supuesto implica que nos preguntemos sobre los sujetos que reciben estos planes modificados ¿a quiénes nos debemos? Parece que esa prontitud con que se exigen las modificaciones a los planes de estudio no consideran el desarrollo de la ciencia histórica, tampoco el papel de las instituciones en asuntos nacionales e internacionales, ni la misión y compromiso de los historiadores con los alumnos o con la sociedad.
Este análisis de los planes de historia también revela otro proceso histórico, el de los valores de la enseñanza. Por ejemplo, en la primera etapa aludida (los años cuarenta) lo fundamental era la historia del continente porque se creía que en ella estaban contenidas las historias nacionales; en los años ochenta, el valor era la transformación revolucionaria de la realidad; en los noventa sólo un compromiso en el sentido de crear profesionales con un utillaje teórico-metodológico. ¿Cuál sería el valor que distingue esta nueva etapa?
La manera de hacer funcionar un plan de estudios en Historia a nivel licenciatura no puede rehuirle a la necesidad, responsabilidad y compromiso de crear investigadores, y por eso de apoyar las investigaciones. Se convierte en indispensable en dotar de mejores técnicas de estudio y de investigación y apoyar a las materias que definen e investigan la tesis. Por eso, creemos que no es oportuno titular con servicio social, debido a que los historiadores se deben –en todos los espacios—a la investigación.
Este proceso de reestructuración está respondiendo ahora a otra lógica que demuestra otro proyecto nacional de educación superior y que incluye no sólo a la enah sino también al inah así como a otras instituciones de cultura y educación superior del país. De esta forma, consideramos que mirar el plan de estudios de la Escuela nos permite observar la relevancia de la historia y de la formación de historiadores y a su vez hacer reflexiones que nos permitan extender nuestra percepción del mundo a partir no sólo de datos sino también de transformaciones sociales.

*Nota: En esta versión virtual se eliminaron las tablas.

V. Bibliografía
ARREOLA ROSAS, Orlando O. y Juan de Dios Quintana Vista, La enseñanza de la Historia en la Escuela Nacional de Antropología e Historia (1937-1985), Tesis de Licenciatura en Historia, México, Escuela Nacional de Antropología e Historia, 2001.
ARREOLA ROSAS, Orlando O. e Ilihutsy Monroy Casillas, “Diagnóstico de la Licenciatura en Historia, ENAH”, inédito, 2007.
ARREOLA ROSAS, Orlando O. e Ilihutsy Monroy Casillas, “Entre el rediseño y el fortalecimiento. La Licenciatura en Historia de la Escuela Nacional de Antropología e Historia, 1980-2000”, en: Elva Rivera Gómez y Teodolinda Ramírez Cano (coordinadores), La enseñanza de la Historia ante los procesos de evaluación, Publicación electrónica, Puebla, Benemérita Universidad Autónoma de Puebla-Universidad Autónoma de Tlaxcala, 2007.
ARREOLA ROSAS, Orlando O. e Ilihutsy Monroy Casillas, “Las tesis de Licenciatura en Historia de la Escuela Nacional de Antropología e Historia”, en: Elva Rivera Gómez y Teodolinda Ramírez Cano (coordinadores), La enseñanza de la Historia ante los procesos de evaluación, Publicación electrónica, Puebla, Benemérita Universidad Autónoma de Puebla-Universidad Autónoma de Tlaxcala, 2007.
JIMÉNEZ ZALDIVAR, Ma. Elena, Jaime Cedeño Nicolás, Gumersindo Vera Hernández Juan Carlos Cortés Ruíz (coordinadores), Rediseño curricular, México, Escuela Nacional de Antropología e Historia, 2006.
MONROY CASILLAS, Ilihutsy, María Chía Guerrero y Cecilia Medina, “Encuesta a los estudiantes de la Licenciatura en Historia, ENAH”, inédito, 2007.
MONROY CASILLAS, Ilihutsy y María Chía Guerrero, “Los alumnos y el plan de estudios de la Licenciatura en Historia de la ENAH”, ponencia presentada en las 4tas. Jornadas de Historia de la ENAH, inédita, 2007.
QUINTINO, Pedro, “La investigación formativa en la licenciatura de Historia”, en: Pedro Quintino y Teresa de Jesús Pacho (coordinadores), Entre el tintero y el papel. Encuentro de tesistas, México, Escuela Nacional de Antropología e Historia – Cuerpo Académico de Antropología e Historia Contemporánea de América Latina y el Caribe.
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SORIA NICASTRO, Óscar, “Docencia e investigación en la universidad latinoamericana. ¿Por qué esperar hasta el posgrado?” en: Porfirio Morán Oviedo (compilador), Docencia e investigación en el aula. Una relación imprescindible, México, Centro de Estudios sobre la Universidad – Universidad Nacional Autónoma de México (Pensamiento Universitario Tercera época 92), 2003.
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VERA HERNÁNDEZ, Gumersindo (coordinador), Segundas Jornadas de Análisis. Haciendo Historia desde la ENAH. Memorias. Julio 2003, México, Escuela Nacional de Antropología e Historia, s/f.
VERA HERNÁNDEZ, Gumersindo (coordinador), Terceras Jornadas de Historia 2005, México, Escuela Nacional de Antropología e Historia, s/f.

Notas
[1] ARREOLA ROSAS, La enseñanza, pp. 121-139.
[2] De esto ya se ha hecho referencia en ARREOLA ROSAS, Entre el rediseño.
[3] JIMÉNEZ ZALDIVAR, Rediseño.
[4] El cual, por cierto, todavía no se resuelve satisfactoriamente para toda la comunidad. [Febrero 2008]
[5] ARREOLA ROSAS, Diagnóstico.
[6] ARREOLA ROSAS, Diagnóstico.
[7] VERA HERNÁNDEZ, Diálogos; VERA HERNÁNDEZ, Los historiadores; VERA HERNÁNDEZ, Medievalidades.
[8] QUINTINO, La investigación, VERA HERNÁNDEZ, Memorias; VERA HERNÁNDEZ, Segundas; VERA HERNÁNDEZ, Terceras.
[9] SORIA NICASTRO, Docencia.
[10] SÁNCHEZ QUINTANAR, Reencuentro, pp. 268.
[11] MONROY CASILLAS, Encuesta.
[12] MONROY CASILLAS, Los alumnos.
[13] ARREOLA ROSAS, Las tesis.

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