23 septiembre 2008

2002: Plan de Estudios y propuesta de cambios

Finalmente, para el año 2002 se hizo la última modificación al Plan de estudios 1991: el aumento de créditos (y por tanto de horas) con el objetivo de obtener la acreditación ante la Secretaría de Educación Pública (SEP) como una licenciatura y no como una carrera técnica. El total de créditos lo consagra en 300.
Desde el año 2000, la ENAH se sumó al estímulo de la SEP de llevar la educación superior a través de diversos proyectos, como los PIFI. De esta forma se explican los trabajos conducentes no sólo a obtener acreditación y reconocimiento institucionales y nacionales, sino también obtener recursos. Por eso surgieron diversos proyectos para hacer diagnósticos de las licenciaturas de la ENAH y proponer cambios y mejoras.
El proyecto de Evaluación y reestructuración de los planes y programas de estudio de las licenciaturas de la ENAH del año 2002[1], y que ha servido como antesala del actual programa de Reestructuración curricular, dio como resultado un trabajo detenido en el Plan de Estudios de la Licenciatura en Historia[2].
En las “Consideraciones...” se revelan los siguientes puntos: Ausencias, Denominaciones, Mapa curricular, Flexibilidad, Otra observaciones y Recomendaciones. Se retoman enseguida ya que sirvieron como punto de partida para la propuesta de Mapa curricular del año 2006, y del cual más adelante se hablará. Estos son:
· Ausencias. Se menciona la ausencia de Campo Profesional, Objetivos, Perfiles de Ingreso y Egreso y Prácticas profesionales.
· Denominaciones. En este apartado sólo se mencionan algunos datos de la división en áreas del Plan de Estudios.
· Mapa curricular. Se hace un balance de la carga horaria y crediticia concluyéndose que la columna vertebral de la licenciatura es el área Informativa (con 60 horas) y se propone que se formalice la carga horaria práctica (ya que sólo hay carga horaria teórica, esto es, en el aula). Respecto a las relaciones horizontales y verticales de las materias, informa que no se pueden conocer hasta no tener los contenidos de los programas.
· Flexibilidad. Se señala que el Plan de estudios es rígido “ya que presenta una asignatura de opción terminal y dos asignaturas optativas de especialización, es importante que en el plano formal del plan de estudios se abran mas materias optativas pero no como materias aisladas y sueltas, sino como líneas de formación determinada y específica” (p. 8). También se pone en cuestión si con dos optativas de especialización se saldrá con las habilidades y conocimientos de una especialización.
· Otras observaciones. Sólo plantean tres preguntas relativas al constante cambio en el mundo y el papel que tomará el profesionista en Historia.
· Recomendaciones generales del Comité Interinstitucional para la Evaluación de la Educación Superior (CIEES) a la licenciatura en Historia. Estas son: respecto a la Gestión académica: “Recuperar la actividad colegiada en la licenciatura”; Plan de estudios: “Llevar a cabo una evaluación global del plan de estudios”, “Aumentar el número de asignaturas optativas” y “Actualizar y unificar la redacción de los programas de asignatura”; Planta docente: “Poner en marcha de superación profesional de la planta docente” y “Ampliar la planta académica de base”; Egresados: “Establecer un programa permanente de seguimiento de egresados” y “Poner en marcha [un plan] emergente de titulación”; Infraestructura y equipo: “Solicitar al INAH recursos para mejorar la biblioteca, el centro de cómputo y la realización de prácticas”.

Estas recomendaciones muestran que faltó hacer un seguimiento documental de todo el proceso de reflexión y consolidación del Plan de estudios, el cual a su vez permita hacer análisis más completos. En la sección anterior se mostraron algunos documentos inéditos que plantean no sólo objetivos de la licenciatura y de las áreas, sino también se fundamentan en un perfil de egreso como punto de inicio de la concreción del propio Plan de estudios. Ello lleva a considerar que los documentos donde se especifican tales asuntos si existieron y que ahora sólo están perdidos.
En algunos pasajes el documento “Consideraciones...” se contradice, ya que al comienzo señala que no hay Perfil de egresado, pero en las recomendaciones señala que si existe y que este perfil pone énfasis en “la formación del historiador como investigador”.
Aunque con el Mapa curricular y los títulos de las materias no se podría hacer un completo análisis de las relaciones horizontales y verticales, el documento debió dirigirse a los Contenidos mínimos, ya que son estos la expresión total de los objetivos y lineamientos básicos de la materialidad del Plan de estudios. De la misma forma, no conociendo los Contenidos mínimos impide saber con certeza los objetivos de las materias optativas (como las de especialización y terminal) confundiendo el objetivo primigenio de dichas materias.
[1] Jiménez Zaldívar, María Elena, “Anteproyecto de Evaluación de los planes y programas de estudios de las licenciaturas de la Escuela Nacional de Antropología e Historia”, ENAH-Departamento de Planeación Académica, 2002 (Documento interno de trabajo).
[2] Jiménez Zaldívar, María Elena, “Consideraciones generales al Plan de Estudios de la Licenciatura en Historia”, 2002, inédito.

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